LAS FORMAS DE HACER LA GUERRA DURANTE LA CRUZADA ALBIGENSE
En los años en que duró el conflicto bélico en las tierras de la Occitania, los distintos combatientes pusieron en liza todo un conjunto de estrategias bélicas que les permitieran conseguir sus fines, principalmente la conquista de ciudades y castillos como puntos para el control del territorio. Esta forma de hacer la guerra no difería, en gran medida, de lo que se había hecho en los siglos anteriores, pero la experiencia de los guerreros europeos de inicios del siglo xiii, tanto en las guerras en el continente como en las cruzadas, les había permitido un gran perfeccionamiento de las tácticas y el armamento.
Los hechos de armas que se produjeron durante los años que duró la cruzada albigense estuvieron centrados, en gran medida, en el desarrollo de grandes asedios para la conquista de los lugares del enemigo, que para esta época contaban con unas defensas de gran potencia. En algunos enclaves, como en el castillo de Tiermes, se debió vencer más a la posición que a un gran recinto constructivo. Por el contrario, en Carcasona o Tolosa, las ciudades contaban con defensas rehechas con importantes avances poliorcéticos, dotadas de fosos o recintos como grandes torreones para la instalación de ingenios militares. El cerco más potente, quizás por el volumen de contingentes implicados, fue el de Tolosa de 1217-1218, donde se usaron todo un conjunto de armas de asedio por ambos bandos, así como diversas técnicas de expugnación (ataques frontales, minados, golpes de mano, etc.). A la postre, aquí se produjo la muerte del principal caudillo cruzado, Simón de Monfort.
Pero también se produjeron acciones en campo abierto, especialmente cabalgadas para destruir las bases del enemigo o atacar sus contingentes de suministros. No obstante, por su transcendencia, el hecho que más resonancia tuvo, aunque no para el devenir del conflicto, fue la batalla campal de Muret en 1213, donde se demostró la importancia de la caballería pesada francesa, los hombres de armas, que para esas fechas ya dominaban plenamente los conflictos bélicos europeos y seguirían así hasta, por lo menos, el siglo xv.