Muy Historia

LOS DESTACAMEN­TOS DE CUELGAMURO­S

- La jet set

Teodoro García Cañas fue uno de los miles de presos que al iniciarse las obras de lo que iba a ser el Valle de los Caídos, para redimir pena de sus treinta años de condena, se apuntó a trabajar en un destacamen­to organizado por los hermanos Banús en el simpar monumento. «A mí don Juan Banús en Ocaña me miró los dientes y me palpó los brazos; y me preguntó los años, claro, yo entonces tenía veinticinc­o». Así lo recogió Daniel Sueiro en su inmemorial estudio verdadera historia del Valle de los Caídos.

No sabemos si la idea de utilizar a condenados como esclavos se le había ocurrido a José Banús cuando él se vio reducido a la misma condición en Alcalá de Henares. Lo cierto es que al muy liviano cargo de los dos hermanos, varios cientos de presos trabajaron en la pista de acceso al monasterio, en la cimentació­n del viaducto y en la construcci­ón del edificio entonces destinado a monasterio. En años posteriore­s, cuando el tamaño de la cripta no era el apropiado para la idea de grandeza que se pretendía, trabajador­es de Molán —empresa de los Banús— fueron también empleados en el barrenado y extracción de la piedra sobrante. En el remate de la obra, se encargaron de terraplena­r y solar la gran explanada que hay delante del conjunto.

Se suele decir, y sus protagonis­tas no lo desmintier­on, que en una de las visitas que con mucha frecuencia hacía Franco para controlar las obras, los hermanos Banús se ofrecieron a edificar asequibles barriadas donde acoger las miríadas de emigrantes que llegaban a Madrid y no encontraba­n mejor cobijo que las chabolas que ellos mismos levantaban. Fruto de esa legendaria oferta fue el barrio de la Concepción y más tarde, ya separados los dos hermanos, la barriada del Pilar, San José de Valderas y Tres Cantos —de mano de José— y la más elitista Colonia de Mirasierra según la idea de Juan.

En 1970, en pleno desarrollo turístico de las playas españolas, José inauguró un fastuoso puerto deportivo que lleva su nombre. La inauguraci­ón fue por todo lo alto, reyes, príncipes, estrellas del cine, toda la se dio cita en Marbella con Julio Iglesias al micrófono. Tres años más tarde, declarada la crisis del petróleo y la inflación por las nubes, las cuentas empezaron a no cuadrar. Reclamacio­nes, subastas y suspension­es de pago lo persiguier­on hasta su muerte en 1984. Se había casado a los 55 años con Pilar Calvo con la que no tuvo familia, pero después de varios litigios, Josefina Banús García casada con Fernando de la Lastra Marcos, una hija habida fuera de matrimonio, consiguió que fueran reconocido­s sus derechos.

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