El viaje de las maravillas
Cuando un hombre está lejos de su hogar, recorre muchos caminos y cruza muchas tierras, y si es de mente abierta y observadora, aprende mucho y ve muchas cosas que después puede contar. Y si luego regresa a su tierra natal, puede regresar con un conocimiento que antes no tenía, y que puede compartir con sus amigos, así como con cualquier otra persona que desee escucharlo». Esta cita, de El Libro de las Maravillas, condensa la esencia de los viajes de Marco Polo, destacando no solo la aventura en sí sino también el viaje intelectual y espiritual que experimentó y su deseo de compartir dicho conocimiento. Algo que hemos querido emular en este número.
Nacido en la Venecia próspera del siglo xiii, Polo ha quedado en el imaginario occidental como uno de los grandes aventureros de la historia y un puente entre civilizaciones. No solo viajó más lejos que cualquier contemporáneo europeo de su tiempo, sino que también trazó un relato de sus experiencias en El Libro de las Maravillas, con el que reveló un vasto y misterioso Oriente repleto de leyendas (esas fábulas y mitos que entretejen las profundidades de la historia) y con el que estimuló la imaginación de generaciones de exploradores y navegantes, con Cristóbal Colón a la cabeza, quien partió hacia el Nuevo Mundo con un ejemplar del libro.
Su odisea, que lo llevó a la corte del Kublai Kan, se destaca por la resistencia, curiosidad y aprendizaje. Y es, precisamente, la capacidad de Polo para adaptarse, absorber y relatar culturas con detalle y respeto, lo que lo diferencia de otros cronistas de su tiempo. Aquí hemos querido acercarnos a su figura y contexto histórico comparándolo con otros grandes exploradores como el mismo Colón, Magallanes o Elcano; es decir, con quienes configuraron la cartografía y la comprensión del mundo en su momento. Un legado del que seguimos bebiendo. Disfruta de la lectura.