EL VIAJE PRELIMINAR DE LOS HERMANOS POLO
La República de Venecia ocupaba en esta época un lugar importante en el comercio mediterráneo, con el control de su territorio circundante, la costa de Dalmacia (actual Croacia) y varias islas y ciudades ribereñas de este mar en Oriente. Contaba asimismo con consulados y colonias de comerciantes en numerosos puertos del Mediterráneo oriental. La base de su opulencia se encontraba en su papel de intermediaria en el comercio de productos de lujo, como la seda y las especias, que procedentes de Extremo Oriente eran revendidos en Europa con grandes beneficios. En este próspero comercio, la competencia con otros estados italianos, como Pisa y Génova, era feroz. El viaje de Marco Polo se vio favorecido por dos cambios fundamentales en las relaciones internacionales durante esta época. El acceso al Levante mediterráneo se hizo posible con la conquista temporal de los Santos Lugares por los cruzados, a cuyo mantenimiento y abastecimiento auxiliaron las repúblicas italianas. La familia Polo se había instalado en la capital del Imperio latino, Constantinopla, y se dedicaba al lucrativo comercio del mar Negro, especialmente con el emporio de Soldaia, la actual Sudak, en Crimea. Simultáneamente, las conquistas llevadas a cabo a sangre y fuego por Gengis Kan crearon un inmenso glacis mongol desde las estepas de Rusia hasta el océano Pacífico, y desde Siberia a la cordillera del Himalaya, en un siglo de paz que hizo florecer la posteriormente unánimemente conocida como Ruta de la Seda. Hacia el año 1260 los hermanos Niccolò y Maffeo Polo habían realizado un viaje comercial al kanato de la Horda de Oro, estado que abarcaba parte de las actuales Rusia, Ucrania y Kazajistán tras la quiebra del Imperio mongol en la década de 1240. La conquista de Constantinopla por Miguel VIII Paleólogo complicó su vuelta a Venecia, por la persecución que desató contra los comerciantes latinos. Igualmente, la guerra desatada entre la Horda de Oro y el también mongol llkanato persa de Hulegu hizo que los hermanos se dirigieran a Bujará, en Transoxiana, región situada entre el mar de Aral y la meseta de Pamir.
Desde allí se unieron a una embajada de Hulegu al Gran Kan Kublai. Tras un viaje de tres años llegaron a la corte del Kan, que les concedió audiencia y les pidió que acompañasen a su embajador ante el papa. En sus cartas solicitó cien hombres instruidos y aceite del Santo Sepulcro, entregándoles una paiza, un salvoconducto consistente en una tableta de oro para servirse del servicio de postas mongol. Tras un viaje de otros tres años llegaron al puerto de Layas, Lajazzo, la actual ciudad turca de Yumurtalik, punto de llegada del comercio de la Ruta de la Seda y el más importante puerto del comercio con Levante.
Allí se enteraron de la muerte del papa Clemente IV. Desde allí se dirigieron a San Juan de Acre, tomado durante la tercera cruzada en 1191 y último bastión católico en Tierra Santa hasta su toma en 1291 por el sultán Jalil. En esta plaza se reunieron con el archidiácono Teobaldo Visconti —futuro papa Gregorio X—, y de allí regresaron a Venecia vía Negroponte, la actual isla griega de Eubea.