LOS DE LA BARBA ROJA
El término fenicio proviene del griego phoinós o phoinix, relacionados con el color rojo y el púrpura. El tinte preciado de la púrpura se obtenía al machacar cientos de moluscos marinos (unos caracoles llamados Murex), cuyo hedor era terrible, y aplicarlo a telas, paños, cueros o cabellos. Había principalmente dos tipos de moluscos y por lo tanto variedades en el color: el Murex
trunculus tintaba en tono azulado y el Murex brandaris en tono rojizo. El tinte era tan profundo que mantenía su color vivo en la ropa casi para siempre y era tan costoso que se hizo un símbolo de clase o de lujo, ya que se necesitaban cientos de moluscos para obtener una pequeña cantidad de pasta colorante.
La tonalidad fue adoptada por los nobles y próceres de la religión en muchos lugares del Mediterráneo y era símbolo de poder desde los fenicios, helenos, romanos, desde Alejandro Magno a los persas. De hecho, la Iglesia católica lo sigue utilizando en la actualidad para sus más altas figuras como el papa o los cardenales y el Imperio romano llegó a restringir su uso por ley, quedando solo para las figuras más importantes.
El comercio de la púrpura fue tan importante que dio nombre internacional a esos cananeos de las ciudades de oriente, los fenicios, que eran «los de la púrpura», y algunos de sus embajadores o mercaderes se teñían el pelo y la barba de ese color para tener más prestancia. Pero ahí no queda la cosa, ya que el término «púnico» tiene su raíz latina en punicus (término romano para denominar lo cartaginés), que dimana del Phoenix heleno. Un último detalle, los griegos llamaban a su alfabeto phoiníkeia, es decir, eran conscientes de la herencia fenicia de su escritura.