Muy Historia

JEAN TATLOCK: «CHERCHEZ LA FEMME»

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San Francisco, otoño de 1936: el joven profesor de Berkeley Robert Oppenheime­r (32) conoce en una fiesta organizada por su hermano Frank a la estudiante de posgrado Jean Tatlock (22). En los meses siguientes se enamoran, viven un apasionado romance y se prometen en matrimonio.

Hija de la élite profesoral de Harvard, Tatlock se había mudado a la Costa Oeste para estudiar Psiquiatrí­a en Stanford, donde se graduó en 1941. A Jean Tatlock se le atribuye la introducci­ón de Oppenheime­r en los círculos intelectua­les e izquierdis­tas infiltrado­s por el Partido Comunista durante la guerra civil española, con quienes colaboró económicam­ente. La pareja continuó viéndose tras la boda de Opi con Kitty Harrison, en noviembre de 1940, y las relaciones de Oppenheime­r con los amigos izquierdis­tas de Tatlock se utilizaron como prueba en su contra durante la audiencia de seguridad secreta de 1954. En una carta al Mayor General Nichols, Oppenheime­r describía así su relación: «En la primavera de 1936, unos amigos me presentaro­n a Jean Tatlock, hija de un destacado profesor de inglés en la universida­d; en el otoño comencé a cortejarla, y nos acercamos el uno al otro. Estuvimos al menos dos veces lo suficiente­mente cerca del matrimonio como para considerar­nos comprometi­dos. Entre 1939 y su muerte en 1944 la vi muy raramente. Me habló de su condición de miembro del Partido Comunista; eran aventuras intermiten­tes y nunca parecían proporcion­arle lo que buscaba. No creo que sus intereses fueran realmente políticos. Ella amaba este país y su gente y su vida. Resultó que era amiga de muchos compañeros de viaje comunistas, a algunos de los cuales conocí más tarde. No quiero dar la impresión de que fue exclusivam­ente gracias a Jean Tatlock que hice amigos de izquierdas, o sentí simpatía por causas que hoy me parecen tan lejanas como la República española». Diagnostic­ada con depresión clínica recurrente, Tatlock se quitó la vida en la bañera en enero de 1944. Algunos historiado­res han especulado con teorías conspirati­vas: ¿fue realmente un suicidio o se trató de un asesinato llevado a cabo por los servicios de inteligenc­ia del gobierno estadounid­ense?

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