LA VENGANZA DE LOS VITELLI Y LOS ORSINI
Como ya hemos dicho, el ascenso de un pontífice español creó recelo entre las principales familias italianas, pero, de todos los Borgia, el ambicioso, impulsivo y guerrero César fue el que más enemigos atrajo. Muchos le tenían ganas, pero especialmente los Vitelli y los Orsini, que, de hecho, se vieron implicados en una conjura contra él. Paolo Orsini, Vitellozzo Vitelli, Oliverotto da Fermo, el duque de Gravina y otros capitanes participaron en la conspiración de La Magione contra los Borgia, que inicialmente consiguió vencerles en la batalla de Calmazzo y tomar algunas ciudades. Pero la desconfianza mutua, la energía de César y la promesa de ayuda de Francia desbarataron la conjura. Buscando reconciliarse con él, acudieron a una cita con César, pero fueron engañados y arrestados, siendo Vitellozzo y Oliverotto estrangulados a la vez con una cuerda de violín, en la noche del 31 de diciembre de 1502, por Micheletto Corella, el devoto asesino personal de César. Paolo Orsini y el duque de Gravina también morirían estrangulados, pero días más tarde, el 18 de enero. Este acontecimiento provocó que, ya en su época, los rumores de que el papa había sido envenenado hablaran de los Vitelli y los Orsini como los autores de ese crimen, que habría sido su venganza. También César fue envenenado en la misma cena y cayó enfermo, momento que aprovecharon sus enemigos para mover ficha. En octubre de 1503, los Orsini demandaron al nuevo papa, Pío III, que César Borgia fuese detenido, pero el pontífice no lo hizo. Esa sería labor del siguiente papa, Giuliano della Rovere o, lo que es lo mismo, Julio II.