CASTROS MARÍTIMOS DEL PRINCIPADO
Podemos dividir los castros asturianos en interiores y marítimos. De estos últimos, destaca, en Gijón, el castro de Noega, situado a 100 metros sobre el nivel del mar y que conforma el Parque Arqueológico-natural de la Campa Torres. Tiene 50 000 metros cuadrados y consta de varias áreas diferenciadas. Según la web turismoasturias.es, el yacimiento ocupa el extremo occidental del cabo Torres, donde se distinguen dos sectores: las estructuras defensivas, en su parte más elevada, con un foso excavado en la roca, un contrafoso y la muralla; y la parte inferior, con casas de planta rectangular, con varias dependencias de piedra y pavimentadas con pequeños cantos. Las excavaciones sacaron a la luz tres pozos para el aprovisionamiento de agua y revestidos con mampostería, dotados de escalinatas descendentes y también se hallaron hornos para la fundición de bronce.
A través de la llamada Travesía Naviega que recorre la costa castrense desde la Playa de Barayo hasta Navia capital a lo largo de unos 18 kilómetros, pueden verse tres magníficos asentamientos fortificados protohistóricos. En la parroquia de Santa Marina, a 1 kilómetro de la playa de Barayo, se levanta el llamado Castro de Vigo, un asentamiento que ocupa una pequeña península ligeramente elevada con al menos tres fosos, un parapeto y un talud. Le sigue en la ruta el Castiel de Soirana, que se extiende sobre una pequeña plataforma delimitada lateralmente por sendas vaguadas. Cuatro fosos, cuyos restos pueden apreciarse todavía, delimitaban y protegían el recinto de la rasa costera asturiana. Y el tercero es el llamado Castrillón de Téifaros, un pequeño castro localizado en la parroquia de Andés, al oeste de la playa de Fabal, sobre un estrecho cabo, defendido también por cuatro fosos aún visibles.