EL PEQUEÑO LIBRO ROJO
La biblia de la Revolución Cultural fue el Libro Rojo de Mao, un panfleto de citas y consignas maoístas también conocido como el Pequeño Libro Rojo. Publicado en 1964, recoge extractos de discursos y frases del presidente del Partido Comunista de China. Sus más de 900 millones de ejemplares impresos solo han sido superados por la Biblia cristiana. Los jóvenes guardias rojos debían llevarlo siempre consigo y su lectura era obligatoria en las escuelas. Recopilado por Lin Biao, comandante del Ejército Popular de Liberación, el libelo sería el instrumento básico de enseñanza ideológica de las masas durante la Revolución Cultural: el maoísmo era ensalzado como evolución lógica del marxismo-leninismo y como culminación del pensamiento comunista. Durante esos años, todo lo que se publicaba, incluyendo los ensayos científicos, debía contener citas de Mao. Su aprendizaje también era preceptivo en fábricas y talleres, donde se organizaban grupos durante las horas de trabajo para estudiarlo. La defensa que se hacía frente a los que consideraban contraproducente emplear el tiempo en esta tarea era que su lectura producía una iluminación que redundaba en la mejora de la producción. Durante los años sesenta se convirtió en el icono más visible de China, a pesar de su irritante y ramplona cursilería («Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: el poder nace del fusil»; «Todos los reaccionarios son tigres de papel: parecen terribles, pero en realidad no son tan poderosos») y produjo una absurda corriente de simpatía entre muchos partidos comunistas occidentales (en España, por ejemplo, el PTE, Bandera Roja, la Joven Guardia Roja…) que lo adaptaron y versionaron en El libro Rojo del Cole, con citas inefables como estas:
• «Si estáis hartos de contemplar la nuca y la espalda de vuestros compañeros, cambiad la disposición de mesas y pupitres. Si creéis que la clase tiene un aspecto triste y melancólico, decoradla a vuestro gusto para hacerla habitable».
• «¿Quién evalúa a los evaluadores?»