LA BATALLA DE ADRIANÓPOLIS
El 9 de agosto del año 378, el emperador Valente salió de la ciudad de Adrianópolis para enfrentarse con el ejército godo. El calor era terrible y la marcha se convirtió en una tortura para la tropa, formada por unos 35 000 hombres. Al cabo de 12 kilómetros, ya en pleno mediodía, se divisó el campamento enemigo en lo alto de una colina. El jefe godo, que aún no había tenido tiempo de reagrupar a sus fuerzas (unos 40 000 hombres), incendió los campos con haces de leña impregnados de aceite para dificultar el despliegue del ejército romano. El agotamiento y el exceso de confianza retrasaron mucho a las fuerzas romanas y estas se vieron sorprendidas por el ataque fulgurante de los godos y sus aliados, que las envolvieron y destrozaron. El desastre fue total: dos terceras partes de las legiones de Valente fueron aniquiladas, con él al frente. La caballería demostró sus poderes, pues su movilidad se impuso a la formación estática de las legiones, al tiempo que las armas arrojadizas también vencían a las barreras de escudos. Adrianópolis fue el principio del fin para Roma y para su forma de guerrear. El resultado fue la muerte de la falange. A partir de entonces, las invasiones germanas fueron constantes, pero se cebaron sobre todo en Occidente, adonde fueron dirigidas hábilmente por los romanos de Oriente, que no dudaron en pagar para librarse de la amenaza bárbara. El Imperio romano de Occidente estaba ya a punto de sucumbir.
1. Los godos se atrincheran en una zona elevada.
2. La caballería del ala derecha romana avanza para cubrir a las legiones.
3. La caballería del ala izquierda romana ataca las posiciones de los godos.
4. La caballería goda desbarata el ala derecha romana.
5. Los jinetes godos rodean su posición para atacar el ala izquierda de los romanos.
6. La caballería romana huye, dejando al descubierto los flancos de la infantería.
7. Los guerreros godos cargan desde sus posiciones, envolviendo a las legiones.
8. El emperador Valente muere durante la retirada.