UN DÍA QUE LO CAMBIÓ TODO
El 6 de junio de 1944, las playas de Normandía se convirtieron en el escenario de una de las operaciones militares más ambiciosas y decisivas de la Segunda Guerra Mundial: la operación Overlord. Es decir, el Día D, señalado por la historia no solo como un punto de inflexión en la contienda, sino también como un símbolo de la unidad y la determinación de las naciones democráticas contra el totalitarismo. Tras derrotar a Hitler en África, Italia y Rusia, no había más remedio que hacerle frente en la Francia ocupada mediante un desembarco masivo operado desde Inglaterra, para acabar de una vez por todas con él. Liderado por los aliados occidentales, Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, se desencadenó un asalto masivo contra las defensas alemanas en Francia, marcando el comienzo del fin del dominio nazi en Europa. La planificación meticulosa y el secreto absoluto rodearon la preparación del desembarco. Y lo primero fue engañar a los alemanes. Bajo la dirección del general Eisenhower, la inteligencia aliada se esforzó por hacerles creer que el ataque principal ocurriría en otro lugar; los alemanes habían fortificado a conciencia la costa atlántica para oponer cualquier ataque, de manera que primero se debía desviar su atención a un punto alejado del elegido (el fortificado paso de Calais, la zona más cercana a sus bases). Para ello se creó un ejército ficticio en Dover que comandó el general estadounidense Pa on: tanques hinchables, lanchas de bombardeo falsas... Una argucia espléndida, digna de epopeya, en la que nos adentramos en este número, cuando se cumplen ochenta años de la gesta. Disfruta de la lectura. Carmen Sabalete Directora (csabalete@zinetmedia.es)