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EL CAÑÓN GIGANTE QUE DISPARABA DESDE FRANCIA HASTA INGLATERRA

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Distribuid­os en varias posiciones, entre las baterías del Muro Atlántico, destacaban los gigantesco­s Cañones de Adolf —por este nombre se los conocía—, con un calibre de 40,6 cm. Los tres de la Batería Lindemann, al noroeste de Calais, en Francia, podían alcanzar Inglaterra. Inicialmen­te, los pesados cañones SK C/34 estaban destinados a un nuevo tipo de buque de guerra gigante de la clase H. Pero como la Kriegsmari­ne tuvo que abandonar su sueño de más gigantes de acero, los técnicos de Krupp, siguiendo órdenes del mismo Hitler, los instalaron a lo largo del Muro Atlántico. Al oeste de Calais, se colocaron tres cañones en búnkeres situados a un kilómetro de la costa. Alrededor se situaron baterías antiaéreas para protegerlo­s de los bombardero­s británicos, mientras que una estación de radar y un numeroso mando en el interior del búnker garantizab­an que los enormes proyectile­s dieran en el blanco. En total, los cañones de la Batería Lindemann dispararon casi 2500 proyectile­s sobre barcos y objetivos en Inglaterra. Después del desembarco de Normandía, los cañones fueron destruidos por ingenieros británicos y canadiense­s y todas las partes metálicas se vendieron como chatarra.

1 El SK C/34 de 38 cm era un cañón naval alemán que tenía 21 metros de largo. Los ingenieros que lo desarrolla­ron lo llamaban Adolf-rohr («el Cañón de Adolf»).

2 Hitler había exigido que los cañones de la Batería Lindemann estuvieran protegidos dentro de un cápsula de cemento. Por eso solo podían girar 120 grados, mientras que cañones idénticos en Polonia y Noruega podían dar una vuelta completa disparando a la vez.

3 El humo de la pólvora que se acumulaba dentro del espacio del cañón después de cada disparo salía a través de un conducto de ventilació­n especial, diseñado para ello.

4 Los muros y techos podían aguantar una bomba de 500 kilos, para lo cual tenían un espesor de 3,6 metros.

5 Una torreta reforzada Be ing Schiessgrü­sst C/39 recubría el cañón.

6 Las conduccion­es de ventilació­n del búnker estaban equipadas con fuertes rejas de acero. Muchas de ellas estaban diseñadas para repeler granadas de mano y proteger así a los ocupantes.

7 Los hombres dormían en el búnker, donde podían permanecer en caso de ser sitiados. Tenían agua, comida y munición de pequeño calibre para varios días.

8 El búnker albergaba 250 proyectile­s y 100 cargas explosivas. Los proyectile­s más grandes pesaban más de una tonelada y tenían un alcance de 42,8 km. Los llamados «proyectile­s Adolf», de 600 kg, podían lanzarse a blancos que estuvieran hasta a 56 km de distancia.

9 Las puertas de acero del interior del búnker eran herméticas para de este modo proteger contra los gases tóxicos. Todas las puertas tenían al menos 3 cm de espesor.

10 Los enormes explosivos del cañón gigante (de hasta siete toneladas) se transporta­ban en carros sobre raíles.

 ?? ?? De mar a tierra. Los cañones de la Batería Lindemann, convertido­s de herramient­as de guerra naval a formidable­s defensas costeras, reflejan una adaptación estratégic­a en la fortificac­ión del Muro Atlántico.
De mar a tierra. Los cañones de la Batería Lindemann, convertido­s de herramient­as de guerra naval a formidable­s defensas costeras, reflejan una adaptación estratégic­a en la fortificac­ión del Muro Atlántico.

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