Un sistema de defensa planetario
El recientemente fallecido Michael J. Drake, director del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, solía comentar que la nuestra era la primera especie del planeta que podía mitigar una hipotética extinción causada por el impacto de un asteroide. Drake sabía muy bien de lo que hablaba. De hecho, se encontraba al frente de uno de los proyectos más ambiciosos que la NASA acometerá en los próximos años, la misión OSIRIS-REX, en la que ha invertido más de 800 millones de dólares. En esencia, esta consiste en enviar una sonda al asteroide RQ , estudiar su superficie y obtener una muestra. El lanzamiento está previsto para 2016. Por una parte, los científicos esperan obtener así valiosos datos sobre los orígenes del Sistema Solar, ya que estos objetos contienen materiales que no han experimentado cambios desde su formación. Pero es que, además, es posible que RQ , de 560 metros de diámetro, se
asteroides de más de 1 kilómetro que visitan nuestras vecindades periódicamente. A partir de 2016, la misión OSIRIS-REX de la NASA ( estudiará la roca RQ , que podría chocar con la Tierra en el siglo XXII. A su vez, las sondas del programa Don Quijote de la ESA bombardearán un asteroide para comprobar si es posible desviarlo mediante un impacto ( Hacia 2025, unos astronautas podrían investigar por primera vez uno de estos objetos ( reciben del Sol. Con el tiempo, este fenómeno puede afectar a la trayectoria que siguen, así que es fundamental para predecir su ruta lo más ajustadamente posible. La Agencia Espacial Europea, por su parte, ha ideado la audaz misión Don Quijote, compuesta por dos naves. Una estudiaría un asteroide objetivo –este podría ser Apofis, una roca de 270 metros que podría rozar la Tierra en 2029–, y la otra se lanzaría contra él a más de 10 km/s. La cuestión es comprobar si un de este estilo alteraría su órbita y velocidad.
Según la escala de Turín, que mide el riesgo asociado al choque de un cometa o asteroide, cada 100.000 años nuestro planeta es alcanzado por un objeto capaz de causar una catástrofe climática.