El gran filón de la minería espacial
Los planetas, satélites y asteroides que acompañan a la Tierra en su viaje alrededor del Sol pueden ser una importante fuente de recursos. Por ejemplo, se estima que la Luna atesora una considerable cantidad de hierro, aluminio, titanio y alrededor de un millón de toneladas de helio-3, un isótopo no radiactivo de este gas que en la Tierra resulta algo escaso. Algunos expertos apuntan que podría usarse en un hipotético reactor de fusión nuclear para obtener energía limpia y barata.
Una inversión alucinante. Si bien con la tecnología actual parece inconcebible la puesta en marcha de una explotación minera espacial, la falta de gravedad y la ausencia de una delicada biosfera que proteger facilitarían los trabajos. Y la recompensa no es pequeña. En los asteroides puede encontrarse oro, cobalto, magnesio, molibdeno, níquel, platino y otros elementos valiosos para la industria . Además, muchos cometas contienen millones de toneladas de agua helada y compuestos de nitrógeno. En cualquier caso, de la tarea se encargarían máquinas autónomas. Su misión, por otra parte, no tendría por qué limitarse a extraer minerales y enviarlos a la Tierra. Imaginemos que queremos montar una base en algún remoto lugar del Sistema Solar. ¿Y si en vez de enviar los materiales necesarios para construirla se obtuvieran en ese mismo enclave?
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La escasa gravedad de las lunas y asteroides facilitaría la extracción de materiales. Su traslado supondría los mayores costes. Igualito que ahí arriba. La NASA mantiene una zona de pruebas que imita la superficie de la Luna. En ella, este ingeniero lleva a cabo un simulacro de excavación.
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