El fundamental escudo antirradiaciones
Más allá de la órbita baja, que se extiende hasta los 1.200 km por encima de la superficie terrestre, el espacio está inundado de intensas radiaciones. Los astronautas que se adentren en él durante un tiempo prolongado se encontrarán expuestos a ellas, por lo que las futuras misiones tripuladas deberán contar con algún tipo de sistema de protección que, a la vez, no suponga un lastre para las naves y equipos. El Instituto para Conceptos Avanzados de la NASA investiga deflectores físicos basados en las propiedades del aluminio, algunos plásticos o el hidrógeno líquido. Esta agencia también estudia utilizar campos eléctricos para repeler algunas dañinas partículas cargadas, una propuesta que es vista con escepticismo por muchos expertos.
Dos en uno.
Los voluntarios del proyecto
Mars-500 vivieron aislados más de 500 días, el tiempo que llevaría una misión a Marte. Para viajar a las estrellas se necesitan naves más rápidas que las actuales, como la ideada por Hbar Tech
nologies, que usaría un propul
sor de fisión o fusión catalizada
por antimateria.
Un equipo de investigadores del Laboratorio Rutherford Appleton, en el Reino Unido, plantea una solución aún más atrevida para proteger a los astronautas del viento solar y los rayos cósmicos: alzar un escudo magnético alrededor de la nave que funcione como si se tratara de una pequeña magnetosfera portátil, parecida a la que rodea a la Tierra. Aún mejor: en teoría, sería posible utilizarla para aprovechar el empuje originado por las partículas cargadas y obtener propulsión adicional.