El dióxido de carbono, caza y captura
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “el incremento observado en la concentración de gases de efecto invernadero desde 1750 a nuestros días ha provocado un calentamiento de entre 1,4 y 4,3 ºc. Sin un cambio en las políticas ambientales, la temperatura global aumentará hasta 6 ºc”, en este siglo.
Muy
. Singas (gas de síntesis) Tanque de captura de carbono deberíamos enterrar sería de 3.000 millones de toneladas al año, una octava parte de nuestras emisiones globales. Poniéndolo en perspectiva, equivale a la producción mundial anual de petróleo. La captura y almacenamiento de carbono –CCS, por sus siglas en inglés– combina tecnologías para atrapar, comprimir, transportar e inyectar el gas en reservas subterráneas o debajo del lecho marino, o para convertirlo en materiales sólidos como la roca. El concepto no es nuevo, ya que se ha estado empleando desde hace varias décadas en las industrias química, petrolera y energética. Lo novedoso se halla en el esfuerzo de investigación para optimizar e integrar
Reserva de petróleo
El almacenamiento geológico del CO es posible de varias maneras: se puede inyectar en campos de petróleo o gas natural que ya se encuentran agotados o en formaciones salinas muy profundas, basaltos y otros tipos de yacimientos. Para que funcione, debe introducirse, por lo menos, a 800 metros de profundidad. Los candidatos son refinerías de petróleo y plantas de electricidad, amoniaco, fertilizantes y cemento. Con el fin de evitar que el gas sepultado escape hacia la superficie, se buscan lugares bajo capas de roca imper-
Catalizador Turbina de vapor Dióxido de carbono e hidrógeno meable. Otra posibilidad que se está barajando es escoger un acuífero adecuado para disolverlo. En 2005, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas estimó que el mundo tiene una capacidad de almacenamiento de dos billones de toneladas de CO . Otros expertos opinan que ese potencial aumentará a once billones de toneladas, gracias a los últimos avances. Pero el mayor reto actual consiste en abaratar sus costes. Según el World Resources Institute, el sistema de captura aún no es competitivo, comparado con otras formas de evitar las emisiones. Hablamos de unos 70 dólares por tonelada si se quiere conseguir un impacto en el cambio climático. Aparte de eso, la tecnología existente debería multiplicar su potencia por un factor de mil para que fuera efectiva.
La técnica consiste en inyectar el gas bajo tierra o convertirlo en material sólido