¿Dónde da más gusto rascarse?
Sustancias similares a la marihuana protegen contra el sol
ria, virus o sustancia extraña –alergeno– que intente atravesarla. Así, las situaciones de estrés hacen que aumente el número de linfocitos y que, en general, el sistema defensivo se vuelva hiperactivo, lo que causa dermatitis y otros trastornos inflamatorios, según revela un estudio publicado en el American Journal of Pathology. Además, la piel responde ante los agobios como si fuera agredida físicamente. En concreto, ciertas hormonas estimulan las glándulas sebáceas, que aumentan la producción de lubricante para protegerse. A consecuencia de ello, la piel se vuelve grasa y favorece la aparición del odioso acné. En otros casos, se incrementa la evaporación de fluidos y la sequedad dérmica, lo que se traduce en muchos casos en picores y formación de escamas. Rejuvenecimiento por vía oral. Lo que resulta inevitable es la aparición de arrugas, un proceso que puede ser acelerado por ciertos fármacos, como se está constatando últimamente. Un estudio con 186 parejas de gemelas ha permitido comprobar que, por ejemplo, las mujeres que toman la píldora anticonceptiva aparentan menos edad que las demás, debido a que el estrógeno que contiene aumenta la retención de líquido y estira la piel. Por otro lado, el consumo de antidepresivos debilita los músculos de los ojos y hace que esa parte del rostro pierda lozanía. De todos modos, lo que más acelera el envejecimiento cutáneo es la exposición al sol sin protección. Aunque las arrugas no son la única consecuencia de la senectud cutánea. Con la edad, las glándulas sudoríparas necesitan cada vez más temperatura exterior para ponerse en funcionamiento, lo que hace que los ancianos suden menos. A esto se añade que, con el transcurso del tiempo, el sistema defensivo del tejido cutáneo se trastorne y se vuelva incapaz de atraer linfocitos T para mantener a raya a los posibles invasores. Eso explica por qué somos más vulnerables a las infecciones y a los cánceres de piel a los 70 años que, por ejemplo, a los 40. Como un libro abierto. Por suerte, nuestro abrigo también guarda ases en la manga para tratar de mantenerse a salvo de enfermedades. Entre ellos destacan los endocannabinoides, sustancias similares a la marihuana generadas por el cuerpo que evitan que la piel se reseque cuando es castigada por el sol, según han demostrado investigadores húngaros de la Universidad de Debrecen. A esto se suma que la capa exterior del cuerpo es capaz de ver los rayos ultravioletas gracias a la rodopsina, un receptor sensible a la luz también presente en los ojos. De hecho, basta con estar una hora expuestos al astro rey para que acumulemos melanina, pigmento oscuro que absorbe las radiaciones UVA y UVB. Otra propiedad asombrosa de la piel es que puede informar sobre nuestro estilo de vida. Dermatólogos de la Universidad de Berlín, en Alemania, han desarrollado un método que permite averiguar, por Los científicos aún no tienen claro por qué esta refriega –a veces compulsiva– nos produce placer. Lo que sí saben es que hay unas zonas donde este resulta más intenso. Un reciente estudio de la Wake Forest School of Medicine, en EE. UU., revela que la zona más irresistible para nuestras uñas es el tobillo. De hecho, los investigadores han demostrado que frotar esta parte de la anatomía cuando nos acucia el prurito nos hace sentir mejor incluso que hacerlo en la espalda, un hallazgo desde luego inesperado. Los autores del informe, publicado el pasado enero en el
sospechan que, además de fibras nerviosas específicas para percibir el picor y el dolor, podrían existir en la piel otras especializadas en proporcionar placer, lo que explicaría por qué “el comer y el rascar, todo es empezar”.
ejemplo, si alguien está siguiendo una dieta sana, cuánto fuma o qué cantidad de alcohol consume. El dispositivo, del tamaño de un ratón de ordenador, detecta los niveles de antioxidantes con un simple haz de luz. Además, a partir de las arrugas, científicos de la Universidad de Yale han conseguido predecir la densidad ósea en mujeres que ya han pasado la menopausia. Todo apunta a que cuanto más profundos son los pliegues, mayor es el riesgo de que sufran fracturas.
Muy