Ser humano máquina
En 1950, el matemático inglés propuso un experimento que se conoce como test o prueba de Turing, cuya finalidad era determinar si una máquina puede ser considerada inteligente. Consiste en poner a una persona y a un ordenador en una habitación, mientras un juez se sitúa en otra. El juez hace una serie de preguntas y, según las respuestas, debe descubrir si provienen del humano o de la máquina. Ambos contrincantes tienen la opción de mentir.
La tesis de Turing es que, si ambos son igualmente hábiles al contestar, el juez no podrá distinguir quién es quién. Hasta el momento, ningún ordenador ha superado la prueba, pero algunos expertos en inteligencia artificial no la consideran relevante porque creen que evalúa el comportamiento humano de una máquina y no el comportamiento inteligente.
Gana el hombre.
Su trágica desaparición en 1954 truncó ese y otros estudios. Turing murió envenenado con cianuro, supuestamente contenido en una manzana que se halló mordisqueada junto a su cadáver. Según todos los indicios, fue un suicidio, aunque su madre negó esa opción y sugirió una ingestión accidental del veneno que había usado en varios experimentos. Incluso se llegó a considerar la posibilidad del asesinato, dado que se había convertido en el hombre que sabía demasiado . En cualquier caso, el legado de Alan Turing es tan amplio que es difícil ponerle una sola etiqueta, pero hasta ahora nadie ha construido un ordenador más potente que la máquina teórica que concibió, la bisabuela de todas las computadoras existentes.