Identificación: las huellas del crimen
“L os surcos de la epidermis de los dedos se forman en el sexto mes de gestación y permanecen invariables durante toda la vida”, señala Encarnación Nieva, especialista en dactiloscopia de la Unidad Central de Identificación. Además, estas huellas se regeneran pese a las heridas, incluso si estas son muy profundas. “No se han hallado todavía dos dibujos idénticos producidos por dedos diferentes”, añade esta experta. Por eso, hay delincuentes que han tratado de borrárselas, como el individuo que se trasplantó la piel de los dedos gordos de sus pies al pulgar e índice de la mano derecha. Fue detenido por su negativa a que se le efectuase el registro siguiendo el orden natural de los dedos, recuerda Nieva. Con los guantes en la masa. Obtener la impronta dactilar es barato y muy rápido gracias a los avances técnicos. “Llegamos a identificar a una persona que había cometido un robo con guantes de látex a partir de las impresiones que se recuperaron del interior de los mismos”, asegura la especialista. El sudor funciona como una tinta que, al mezclarse con la grasa natural de la piel, deja una firma cuando tocamos un objeto. La base de datos de la policía española guarda más de 3,7 millones de registros con nombres y apellidos, además de unas 625.000 huellas latentes, recogidas en las escenas del crimen. Su sistema automático de identificación dactilar (SAID) es capaz de realizar un millón de comparaciones por segundo y forma parte de una red informática compartida con Alemania, Austria, Bulgaria, Francia, Luxemburgo y Eslovenia.
Al mezclarse con la grasa de la piel, el sudor funciona como una especie de tinta