Pastillitas de colores
Un equipo de epidemiólogos de la Universidad de Ámsterdam llevó a cabo un estudio a mediados de los años 90 donde se concluía que los colores de los fármacos podían influir en su eficacia. En su informe Effect of colour of drugs: systematic review of perceived effect of drugs and their effectiveness, destacaban que el color que mostraba una determinada fórmula podía causar distintas expectativas en el pacien- te e incluso tener efectos terapéuticos. Según señalaban, a muchos colores se les da un mismo significado en distintas culturas.
Rojos vs. azules. Por ejemplo, el rojo se suele relacionar con el dinamismo, mientras que el azul y el verde se vinculan con sensaciones positivas. Del mismo modo, indicaban que las fórmulas encarnadas, amarillas y anaranjadas se perciben en un primer momento como estimulantes, mientras que a las verdes y azules se les atribuyen efectos tranquilizadores. Un fenómeno parecido se da a propósito de las formas y tamaños de los preparados. Así, se tiende a creer que las cápsulas son más eficaces que las tabletas, y que un número mayor de pastillas funcionará mejor que una sola. El nombre del pseudo fármaco también formaría parte del ritual terapéutico y, de hecho, un placebo con marca registrada presentaría mejores resultados que uno genérico.