Ante una parada cardiaca...
1.
Confirma que el afectado está inconsciente y si respira o no, aunque pueda persistir una respiración suave e irregular durante el primer minuto. Verifica que la falta de consciencia no se debe a una lipotimia o a otra causa, e intenta que reaccione preguntándole cómo se encuentra o sacudiéndole enérgicamente los hombros.
2.
Llama al teléfono 112 para que acuda un equipo de emergencias provisto de un desfibrilador. Tu mensaje tiene que ser urgente y claro: alerta de si quien ha sufrido el ataque está o no consciente, si respira o no, e informa de la presencia o ausencia de dolor torácico y de los antecedentes de enfermedad cardiaca, en caso de que los hubiera.
3.
Desobstrúyele las vías respiratorias para evitar la asfixia, levantándole la barbilla hacia arriba con una mano mientras le sujetas la frente con la otra.
4.
Coloca al afectado en una superficie plana, preferiblemente en el suelo y boca arriba, y procede, lo antes posible, a efectuarle cien compresiones torácicas por minuto, descartando, en un principio, las ventilaciones boca a boca, al menos hasta que llegue el personal experto. Gracias a estas compresiones en la región central del pecho, realizadas con ambas manos entrelazadas, conseguiremos que el esternón baje y suba unos cinco centímetros cada vez, lo que hará moverse la sangre dentro del corazón y del tórax, y, en consecuencia, activará la circulación en todo el organismo.