Arranca la nueva era del alumbrado
n diciembre de 1904, el ingeniero químico Ferenc Hanaman y su ayudante Aleksandar Just patentaron en Budapest la bombilla con filamento de wolframio , que ellos mismos habían inventado. No obstante, cinco años después seguían utilizándose en todo el mundo las lámparas eléctricas de carbono incandescente que Edison había registrado en 1880. El hilillo que Hanaman y Just habían obtenido por extrusión del metal tenía varias ventajas. Podía calentarse en el vacío a 2.077 ºC, daba más luz y alcanzaba una duración de 600 horas, pero era muy frágil y difícil de fabricar, por lo que las nuevas bombillas que lo empleaban no salieron adelante. De este modo, en distintos laboratorios de Europa y América comenzaron a buscarse mejores re-
Esultados en iluminación eléctrica, y se realizaron ensayos con otros metales, como torio, osmio y tantalio. Una industria millonaria. En 1905, el ingeniero eléctrico William David Coolidge empezó a trabajar en el Laboratorio de Investigación de General Electric, que había sido creado cinco años antes. Fue allí donde desarrolló un nuevo método de producción de hilos de wolframio, por estampado y estirado, que permitía hacer filamentos más delgados y resistentes. En 1911, la empresa los incluyó en sus bombillas, con una eficiencia de 10 lúmenes por vatio –cuatro veces más que las de grafito–. Pronto obtuvo sustanciosos beneficios. De hecho, la firma, que había demostrado la rentabilidad de la investigación industrial, se puso El filamento de una típica lámpara incandescente, hoy en retirada, puede medir unos dos metros de longitud y brillar sin fundirse a unos 2.800 ºC ( 1). Entre 1905 y 1911, William D. Coolidge ( 2) desarrolló una nueva forma de fabricarlo a partir del wolframio, lo que permitía hacerlo más resistente y producir bombillas a gran escala ( 3).
en cabeza de la electrificación de los hogares estadounidenses. El 30 de
diciembre de 1913 Coolidge recibió la patente que había solicitado por su procedimiento de obtención de wolframio dúctil.
Rojo, amarillo y blanco. Esa fue la primera aplicación a gran escala que se encontraba para aquel metal, aislado en 1783 por los hermanos D'Elhuyar en el laboratorio del Seminario de Vergara. Aunque en 1928 un tribunal de EE. UU. dictaminó que la patente de Coolidge no podía registrase como invención, su técnica se ha venido usando hasta hoy. Como es sabido, el funcionamiento de las bombillas de incandescencia está basado en un fenómeno que se da en los sólidos cuando aumenta su temperatura: llega un momento en que empiezan a emitir luz –primero rojiza y luego amarillenta, cada vez más blanca– si antes no se funden o reaccionan con el oxígeno del aire. Ese calentamiento puede producirse al hacer pasar una corriente eléctrica por un hilo fino y largo de distintos materiales. e