Los simios dan la cara
Mirarles a los ojos es como contemplar a una persona, quizá porque los sentimos muy próximos a nosotros. Heidi y Hans Jürgen-Koch han captado con su cámara el lado más humano de chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes.
Se nos parecen tanto que a veces resultan inquietantes. Los grandes simios –gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes– pertenecen como nosotros a la familia de los homínidos y son los parientes evolutivos más cercanos al Homo sapiens, razón por la que fascinan a científicos como los del Centro de Investigación de Primates Wolfgang Köhler, en Leipzig (Alemania). Allí estudian las habilidades socio-cognitivas de estos animales, cuya comprensión puede contribuir a conocernos más a fondo como especie. De hecho, desde economistas hasta lingüistas se han interesado por los trabajos de esta institución para zambullirse en las raíces biológicas de nuestras conductas.
Es una vía de investigación que comparte el primatólogo holandés Frans de Waal, autor del libro El bonobo y los
diez mandamientos (Tusquets, 2014) y director del Laboratorio Yerkes de Primates, en Atlanta (EE. UU.). Este experto considera que las tendencias afectivas observables en los grandes simios, como la empatía, la cooperación y los cuidados mutuos, son idénticas a las nuestras. Así, los humanos habríamos partido de ellas para crear la ética y la religión desde el razonamiento abstracto, una cualidad exclusiva de nuestra especie, salvo que se demuestre lo contrario. En primer lugar vendrían los sentimientos, y luego, las teorías y creencias que los justificarían.
Chimpancés y orangutanes gozan de una memoria prodigiosa
Los experimentos no cesan de señalar nuestras semejanzas con nuestros peludos parientes. Una investigación de la psicóloga española Gema Martín, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha demostrado que chimpancés y orangutanes recuerdan experiencias vividas hasta tres años atrás, una capacidad que los acercaría todavía más a las personas, hechas de memorias y recuerdos. En su trabajo, publicado en la revista Current Biology, Martín comprobó que ambos tipos de primates guardaban memoria de una prueba –consistente en encontrar herramientas–, a la que se los había sometido tres años antes.
Arrastrados por el hechizo de estos seres, los fotógrafos alemanes Heidi y Hans Jürgen-Koch han realizado una serie de retratos de orangutanes, bonobos, chimpancés y gorilas a la que han llamado It’s us (‘ Somos no
sotros’), en clara alusión a lo mucho que nos une a ellos. El más próximo al
Homo sapiens es el chimpancé, con el que compartimos alrededor del 99 % de nuestro material genético y, al parecer, un ancestro común que habría vivido entre cuatro y siete millones de años atrás. Como dice la famosa primatóloga Jane Goodall, estos animales “tienen comportamientos muy similares a los nuestros: se besan, se dan las manos y se abrazan”. El chimpancé común vive en comunidades en las junglas de África Occidental. La otra especie de su género, el bonobo, antes conocido como chimpancé pigmeo, es mucho menos agresiva y solo se encuentra en libertad en la República Democrática del Congo.
La caza furtiva y la destrucción de sus hábitats los ponen en peligro
Por su parte, el gorila constituye el mayor de los primates. Los machos alcanzan hasta 1,8 metros de altura y pueden pasar de los 220 kilos de peso (el doble que las hembras). Esta imponente criatura herbívora habita en el África ecuatorial y se encuentra en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat y la caza furtiva. También amenazado, aunque no tanto, vive el orangután, el único gran simio no originario de África (vive en Indonesia y Malasia). Su nombre – orangután significa en malayo 'hombre de los bosques'– no desentona con la gran inteligencia de este simio de largo pelo anaranjado, interminables brazos –dos metros de envergadura cuando los extiende– y adaptado a los árboles, donde pasa casi todo su tiempo.