Así se medicaliza una existencia normal
Cualquier persona sana que acuda a una consulta tiene muchas probabilidades de salir etiquetado como enfermo y con un par de recetas en la mano. Hoy se consideran patológicas circunstancias de la vida que antes eran normales, y se pide a la medicina que les dé una solución. A veces no existe, pero siempre hay una pastilla a mano.
Calvicie. Se trata desde hace quince años con un medicamento, finasterida, que comenzó usándose para paliar los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata, como la dificultad para orinar. Pero la calvicie es un síntoma más del envejecimiento, otra etapa de la vida, como la adolescencia o la menopausia, para la que ahora se considera necesario un control médico.
Síndrome posvacacional. Con la crisis y el paro se habla menos de él, pero al simple hecho de dejar atrás las vacaciones llegó a dársele entidad clínica hace unos años. Lo mismo ha ocurrido con circunstancias como el duelo tras la muerte de un familiar. En estas situaciones “no es raro que un paciente te diga: ‘deme algo, doctor’”, explica el psiquiatra José Luis Carrasco.
Disfunción sexual femenina. Los problemas de lubricación o de deseo sexual son poco frecuentes, pero un estudio que publicó en 1999 la revista médica Jama llegó a decir que los padecían el 43 % de las mujeres. Luego el
New York Times denunció que dos de los tres autores del trabajo tenían estrecha relación con el laboratorio Pfizer, que estaba desarrollando un tratamiento para la disfunción. Síndrome de colon irritable. Presenta síntomas leves como dolor abdominal y gases, pero ya se le da categoría de enfermedad. Es un caso similar al del síndrome premenstrual, en el que un proceso normal se etiqueta como dolencia grave. Timidez. A finales del siglo XX mutó en síndrome de ansiedad social, al tiempo que la firma GSK comercializaba un principio activo para tratarla, la paroxetina. La frecuencia del síndrome pasó del 1% al 13%. ¿Coincidencia? El citado laboratorio gastó 90 millones de dólares en publicidad simultáneamente a la comercialización del fármaco.