Protocolo psicológico básico
Los expertos dan sus recomendaciones para controlar momentos críticos.
Pasado el peligro inicial, dese tiempo para pensar. Lo más difícil es pasar del modo emergencia al modo resistencia. La impulsividad solo es adaptativa en la primera fase. Después, el pensamiento racional es el único que nos puede dar una idea de lo que está sucediendo y ayudarnos.
Evite los rumores. En coyunturas duras, el cerebro tiende a buscar información con ansiedad. Eso facilita la circulación de historias sin base real que pueden causar pánico.
“Que corra el aire”. Muchas investigaciones relacionan hacinamiento y violencia. Cuando hay muchas personas en un espacio reducido –algo habitual en circunstancias críticas–, sube la tensión. Es esencial encontrar espacios de descompresión: huecos o barreras espaciales que proporcionen cierta intimidad y momentos de aislamiento.
Busque preguntas encaminadas a la solución. En condiciones complicadas importa más el tipo de preguntas que nos formulamos que las respuestas. Céntrese en interrogantes futuros –¿por dónde podría llegar la ayuda?–; realistas –¿qué tengo para huir?–; acerca de lo que ocurre –no de lo que le gustaría que pasara–; y en aquellos cuya respuesta esté bajo su control –¿qué puedo hacer para facilitar el rescate?–.
Trabaje para que todos colaboren. La mayoría de las perso- nas estarán conmocionadas: ayúdelas a encontrar tareas simples que no requieran pensar ni tomar decisiones y que les permitan ingresar poco a poco en la situación. Aplíquese el consejo si se ve superado.
Intente mantener sus ritmos vitales. Aunque esté en completa oscuridad o en una situación irregular, es importante que trate de seguir con sus horarios de comida y sueño.