En una noche de horror, nace Frankenstein
Tras una pesadilla, la joven escritora Mary Shelly concibió Frankenstein o el moderno Prometeo, una de las novelas de terror más célebres de la historia, que dio origen al género de la ciencia ficción.
Amediados del mes de abril de 1815, el volcán Tambora, situado en la isla indonesia de Sumbawa, protagonizó la mayor erupción de la historia. Más de 160 kilómetros cúbicos de materiales fueron lanzados con tal energía que las cenizas subieron hasta unos 43 kilómetros de altura.
Durante los meses siguien- tes se fueron esparciendo por todo el planeta. Aquella cortina de polvo volcánico hizo disminuir la radiación solar que llega normalmente a la superficie terrestre, y por ello tuvo lugar una bajada general de las temperaturas en el hemisferio norte. Así, cuando finalizó la primavera de 1816, hacía más frío de lo habitual, y el cielo se veía siempre cubier- to por un velo de bruma cenicienta, especialmente notable con la luz del atardecer.
En ese momento, la atmósfera presentaba unos tintes pardo-rojizos espectaculares, como los que quedaron inmortalizados en las obras del paisajista romántico Joseph Mallord William Turner. Podría decirse que este hecho precipitó el nacimiento de Victor Frankenstein, el famoso personaje de ficción obsesionado con crear vida de modo artificial.
CUENTOS DE FANTASMAS. La novela que este protagoniza fue compuesta a partir de una reunión que resultaría histórica. Durante unas vacaciones, unos jóvenes habían decidido alojarse en Villa Diodati, una casa alquilada por Lord Byron a orillas del lago de Ginebra. Además del propio Byron, se encontraban el también escritor John Polidori –su médico personal–, el poeta Percy Shelley y la amante de este, Mary Godwin. Esta iba acompaña- da por su hermanastra Claire Clairmont, quien, por cierto, estaba embarazada de Byron.
A pesar de la época del año, había mal tiempo, probablemente como consecuencia de la anomalía climática citada antes. Una tarde, encerrados alrededor de la chimenea, se dedicaron a leer relatos de fantasmas y a charlar sobre los progresos de la ciencia, las fronteras de la vida y la generación espontánea. También salieron a relucir los efectos que causaba la electricidad en los músculos de los animales muertos, un fenómeno que había descubierto el físico Luigi Galvani unas décadas antes. Fue entonces cuando, a sugerencia de Byron, se plantearon un reto: ¿quién sería capaz de escribir el relato más macabro?
¡ESTÁ VIVO! Mary Godwin se acostó nerviosa. En su duermevela no podía dejar de pensar en los temas de la tertulia. A las dos de la madrugada del domingo 16 de junio de 1816, la luna, que estaba casi en cuarto menguante, iluminó débilmente su dormitorio. Aquella claridad bastó, no obstante, para despertarla. Entonces, pudo reflexionar sobre la pesadilla que estaba teniendo, en la cual un extraño individuo trataba de hacer revivir un cadáver.
Según aclararía más tarde, fue aquello lo que le sirvió de inspiración. La combinación de la luz lunar y el tenebroso sueño forjó un mito, y al día siguiente Mary escribió las primeras ideas del relato. Así nació la novela gótica de terror Frankenstein o el moderno Prometeo, escrita por una joven de dieciocho años.
Su autora sería conocida más tarde como Mary Shelley, pues a finales de ese año se casaría con Percy, después de que la primera mujer de este se suicidara. La obra fue publicada en 1818, en un primer momento de forma anónima y con prólogo de su marido. Dos siglos después, Victor Frankenstein sigue vivo. e