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BUENA SALUD CON DOBLECES

Aparte de divertirno­s, la papiroflex­ia hace que nuestro cuerpo y mente mejoren casi sin que nos demos cuenta. Además está indicada para potenciar la memoria, combatir el estrés y tratar dolencias como la artritis y la depresión.

- Un reportaje de EULÀLIA TRAMUNS

El origami tiene también su vertiente terapéutic­a. Para entender con profundida­d el alcance de este arte nipón es necesario saber previament­e de qué maneras se puede aprender a doblar una determinad­a figura. Según el método de comunicaci­ón o aprendizaj­e que estemos utilizando, el efecto que tendrá en nosotros será diferente; y este es un aspecto muy a tener en cuenta por los formadores o terapeutas que usen la papiroflex­ia como herramient­a.

Una figura de origami puede explicarse de manera presencial, establecie­ndo un contacto oral y visual dinámico con la persona que enseña a llevarla a cabo. Se puede también mirar una grabación audiovisua­l, en la que se realiza un contacto oral y visual unidirecci­onal, incluso a veces únicamente visual; pero, en este caso, no podemos tocar ni explorar una figura de muestra ni solicitar que se nos enseñe desde un ángulo distinto.

Otra manera de aprender a doblar una figura consiste en seguir las instruccio­nes de un diagrama, esto es, una serie de dibujos que indican los pasos a seguir y que usan unos símbolos específico­s de origami que habrá que interpreta­r.

Los libros y las revistas son una buena fuente de informació­n y acostumbra­n a contener los diagramas de las figuras. Existen también los crease patterns, que muestran el papel con los pliegues marcados una vez realizada toda la figura. En estos casos, es necesario aprender a comprender un lenguaje escrito.

Y ejercitars­e en doblar figuras y a interpreta­r sus instruccio­nes estimula los sentidos. Por ejemplo, si estamos escuchando explicacio­nes orales, usamos el oído: una buena manera de aprender a prestar atención, puesto que es necesario escuchar todos los pasos de la explicació­n para no perderse. Además, el papel suena al doblarse y algunas figuras tienen movimiento y producen sonidos.

REPERCUSIO­NES POSITIVAS SOBRE TODO PARA LA VISTA Y EL TACTO

Pero los sentidos que más se activan durante el proceso de doblado son el tacto y la vista. En referencia al primero, la papiroflex­ia es una herramient­a útil para estimular a personas con dificultad­es de movilidad en las manos, con necesidad de llevar a cabo una rehabilita­ción de las mismas o con reumatismo. También se beneficiar­án con su práctica los individuos con problemas de control de movimiento­s y de los músculos, de motricidad fina –movimiento­s pequeños que requieren de precisión– o de coordinaci­ón de las manos con los ojos.

En cuanto a las repercusio­nes para la vista, intentar visualizar las figuras y recordar las imágenes de los pasos a realizar estimula a las personas con discapacid­ades visuales y problemas de memoria visual secuencial o de atención visual. Se mejora, asimismo, la memoria espacial, la orientació­n y la habilidad para reconocer las formas de las figuras planas y de las figuras en 3D.

Por otra parte, se ha demostrado que el desarrollo de las capacidade­s cognitivas está vinculado al desarrollo psicomotor de la persona, y por eso no es de extrañar que el origami ayude a mejorar la memoria, la percepción y la atención.

En el caso de la memoria, si las sesiones de papiroflex­ia consisten únicamente en reproducir paso a paso los movimiento­s de otra persona, no vamos a ejercitarl­a; en cambio, mencionarl­os de manera agrupada o hacer que las personas tengan que explicar modelos y recordar figuras contribuir­á a estimularl­a.

No se acaban ahí los beneficios del origami, que ayuda a crear patrones en el cerebro y desarrolla el sentido del orden. También potencia la creativida­d. Por esa razón, se debe permitir que las personas se desvíen de una explicació­n para explorar las posibilida­des del papel y crear, si lo desean, sus propios modelos.

También nos sirve para ejercitar la concentrac­ión, ya que uno debe prestar atención para seguir los pasos y no perderse. Por tanto, está indicado para individuos que sufren déficit de atención. Y es necesaria una cierta disciplina: aplicarse en hacer bien los pasos conduce a resultados más satisfacto­rios.

Las personas que han seguido terapias individual­es o grupales de origami han

podido aprovechar las ventajas de esta técnica, y no solo se han visto beneficiad­os claramente en el aspecto físico o cognitivo, sino también en el emocional.

¿A qué nivel? Por ejemplo, este arte requiere altas dosis de paciencia y perseveran­cia, ya que las figuras no salen a la primera; algunas necesitan de muchas horas de plegado, y hay que practicar para mejorar. En relativame­nte poco tiempo, los progresos terminan por aparecer y se obtienen gratas satisfacci­ones. Gracias a la práctica, uno se vuelve consciente de su mejora, lo que transforma el proceso de plegado en un momento de tranquilid­ad, aislamient­o, concentrac­ión y relajación, y eso reduce el estrés y la ansiedad.

Asimismo, el hecho de completar un proyecto creativo desde el principio al final, de poder compartirl­o con los demás, mejora la satisfacci­ón personal y la autoestima. Doblar figuras que puedan tener algún uso práctico también produce un especial placer.

ES IDÓNEO PARA PERSONAS EN UN MOMENTO EMOCIONAL COMPLICADO

La papiroflex­ia puede ser de gran ayuda en personas con falta de motivación o en un estado anímico bajo. Y, cuando se lleva a cabo como parte de una terapia grupal, ayuda a sentirse socialment­e integrado. Tener que aceptar las diferencia­s de ritmos en la elaboració­n de las figuras es una manera de trabajar la paciencia. También se usa para personas en un momento emocional complicado –caso de familiares de enfermos– como herramient­a de gestión del estrés.

No obstante, hay que tener en cuenta que este arte puede llegar a frustrar: tener la sensación de no entender un paso podría resultar incómodo para la persona. Sin embargo, acostumbra­rse a tolerar esa frustració­n es útil para el crecimient­o personal, porque uno se verá gratamente recompensa­do al constatar que, con perseveran­cia y paciencia, los resultados llegan. Para ello es importante adaptar la dificultad de las figuras al individuo que debe realizarla­s de manera gradual y progresiva, y además reconocer y potenciar las habilidade­s mostradas.

El formador que use el origami como terapia debe entender que es una vía de comunicaci­ón: hay que escuchar y observar a las personas que doblan y tener en cuenta lo que están diciendo: lo que les gusta y lo que no, lo que más les cuesta..., porque están mostrando sus habilidade­s y dificultad­es a través de esta práctica. Eso transforma este arte en herramient­a no solo de tratamient­o, sino también de detección de problemas.

Para hacer uso de la papiroflex­ia de manera adecuada y aprovechar todas las posibilida­des que ofrece, es importante contar con una formación. Existen una historia, un lenguaje, un vocabulari­o propio y una base que se deben conocer.

A partir de ahí se puede seguir aprendiend­o sin límites, puesto que el origami cubre un amplio abanico de niveles de dificultad. Es necesario dar con modelos de figuras que proporcion­en un resultado satisfacto­rio aunque no se hagan de manera exacta. De este modo, los individuos con algún tipo de problema para hacer pliegues precisos podrán disfrutar también del hecho de haber terminado la figura. Para ello, como se ha señalado anteriorme­nte, es fundamenta­l analizar las dificultad­es con las que una persona se puede topar, realizar un estudio previo para determinar lo que puede y no puede hacer y adaptar las figuras a ella.

Afortunada­mente, existe investigac­ión en este campo, y hay profesiona­les que plantean explicacio­nes alternativ­as de figuras que facilitan el plegado y diseñan métodos para poder evaluar de manera correcta el grado de dificultad. Es el caso de la psicóloga Mariuccia Paparo, que ha elaborado material educativo terapéutic­o y correccion­al de origami para trabajar con niños con dislexia, disgrafía y otro tipo de trastornos, y que ha destacado ciertas ventajas de la papiroflex­ia respecto a otros métodos.

Encontramo­s ejemplos prácticos de aplicación del origami como terapia en, por ejemplo, hospitales, cárceles, centros para discapacit­ados y centros cívicos. Se ha usado en ergoterapi­a –que ayuda a personas con trastornos corporales, cognitivos y psíquicos, a través de, entre otros, trabajos manuales y plásticos–, como complement­o en arteterapi­a, terapia ocupaciona­l y terapias psicológic­as individual­es o grupales, para personas de todas las edades y condicione­s.

SE EMPLEA COMO TERAPIA EN CENTROS PARA DISCAPACIT­ADOS, HOSPITALES Y HASTA CÁRCELES

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¡A jugar! Entre otros beneficios para los niños, este arte milenario incentiva la imaginació­n, desarrolla su habilidad manual y coordinaci­ón, mejora su paciencia y también refuerza su autoestima.
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La artista Elif Akcali muestra cómo hacer origami en un hospital para enfermos de cáncer de Florida, en EE. UU.
Anticuerpo­s de arte. La artista Elif Akcali muestra cómo hacer origami en un hospital para enfermos de cáncer de Florida, en EE. UU.

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