El mejor reposo para la mente
Unas vacaciones repletas de actividades al aire libre o de horas muertas en la hamaca junto a la piscina: he ahí el dilema. ¿Cómo deberían ser estos días que anhelamos durante once meses al año? La psicóloga Laura García Agustín afirma que “las vacaciones perfectas no existen, ni siquiera las ideales, porque todo lo que se sobredimensiona o mitifica acaba por traer más coste que beneficio. Un veraneo en el que todo está planificado al minuto y lleno de actividades cansa más que alivia y deja insatisfecho por la imposibilidad de poder seguir el ritmo”. La experta da tres consejos:
1. DESCANSAR. Sobre todo los primeros días es fundamental, ya que llegamos agotados y necesitamos una descompresión progresiva del trabajo y del ritmo frenético de todo el año. Lo adecuado es una incursión paulatina en los planes a realizar, y no pasar de cero a cien de un día para otro.
2. EXPERIMENTAR. Al cerebro le gusta la variedad. Si no, se aburre, y el tedio es tan perjudicial como el exceso de trabajo. Hacer cosas diferentes, nuevas y estimulantes que supongan un reto y despierten nuestro lado más aventurero nos ayudará a resetear más rápido y a reponernos mental y físicamente con más eficacia.
3. DIVERTIRSE. Es vital hacer planes que nos apetezcan. Parece obvio, pero a veces lo olvidamos y nos embarcamos en un tipo de vacaciones que no nos gustan por complacer a la pareja, porque está de moda o porque es lo que se espera de nosotros a nivel familiar. En estos casos, lo mejor es pactar etapas y tiempos, dividir las vacaciones siempre que sea posible en secciones distintas. Por ejemplo, unos días con la familia y otros con la pareja. Así es más difícil frustrarse a causa de un viaje mal planificado o incorrectamente aprovechado.