10 LAS TORTURAS MÁS SALVAJES
DE LA RUEDA AL APLASTAMIENTO POR ELEFANTE Hacer daño al prójimo con métodos diversos para castigarlo o lograr una confesión es una constante en la historia de la humanidad. Así lo hacían los antiguos.
Hemos creado las más ingeniosas y sutiles formas de martirizar el cuerpo y la mente de nuestros semejantes. A menudo para sacarles información, pero también por sadismo o para intimidar y ejemplarizar. Hasta la Ilustración, la tortura era una práctica aceptada en casi todas las culturas. Después, se ha seguido torturando mucho y bien –el siglo XX tiene algo que decir al respecto–, pero ya casi nadie ve permisible su uso.
Los antiguos griegos fueron los primeros en cuestionar la idoneidad de los suplicios, que reservaron a los extranjeros, los ciudadanos con ocupaciones vergonzosas, los públicamente deshonrados y los esclavos. Los romanos de la República también dejaron la tortura para los esclavos acusados de ciertos delitos, y permitían que fueran sus propietarios los que la ejercieran. Ya bajo el Imperio, cualquier ciudadano podía sufrir tormento si se le acusaba de un crimen político. Hubo voces discrepantes, pero pocas. Se escribieron tratados sobre la conveniencia de mantener esta práctica en el sistema legal romano, e incluso Cicerón trató el asunto.
DURANTE SIGLOS, LA INQUISICIÓN FUE EL GRAN REFERENTE DE LA TORTURA
La tortura vivió su auge en la Edad Media y los comienzos de la Moderna, con la Inquisición como referente. A diferencia de hoy, era el acusado quien debía demostrar su inocencia. Así surgieron las ordalías o juicios de Dios: el reo era sometido a pruebas como ser arrojado a un río atado de pies y manos, o meter el brazo en aceite hirviendo. Si decía la verdad y era inocente, se creía que Dios intercedería por él y le libraría de todo mal. Si no...
Con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, la tortura comenzó a discutirse y los Estados la fueron aboliendo. Quedaron para el recuerdo los suplicios ideados por diversas culturas. A continuación, te enseñamos diez de los más crueles.