El gran secreto de las pirámides que nunca existió
Muchos aficionados al misterio sostienen que las grandes pirámides son más viejas que la civilización egipcia, pero pasan por alto las pruebas que establecen su auténtica antigüedad.
Las tres enormes pirámides de la planicie de Guiza, cerca de El Cairo, siempre han espoleado nuestra imaginación. De hecho, si uno quiere pasar a la fama como historiador alternativo no tiene más que escribir unas cuantas páginas sobre ellas. De entre todas las piramidioticias que se han perpetrado, la más grande de todas es quizá la que afirma que los egipcios no eran tan listos como para levantarlas con sus propias manos, especialmente la mayor, atribuida a Keops. En esencia, quienes mantienen esta postura sostienen que tuvo que ser una antiquísima civilización, hoy olvidada, la que la erigió. Luego, los egipcios se apropiaron de ellas. Dicho de otro modo, que la pirámide de Keops no se levantó en tiempos de este faraón.
Pero para defender esta idea hay
que resolver un buen problema: en los bloques de piedra que componen las cinco cámaras de descarga que se encuentran encima de la Cámara del Rey –algunos se cuentan entre los más grandes y pesados de la pirámide– hay unas antiguas inscripciones. En ellas nos encontramos la firma del capataz y los obreros que trabajaron en la edificación. Una de ellas reza: “Amigos de Jufu –Keops–”. Otra: “Año 17 del reinado de Jufu”. Como es imposible poner esos bloques con la pirámide ya construida, a los vendedores de misterios solo les queda una salida: inventarse que son falsificaciones de egiptólogos del siglo XIX, en concreto, del coronel R. Howard Vyse, que en 1837 se abrió camino a las cámaras superiores con dinamita.
La pega es que, además de que algunos
de esos grafitis solo se pueden escribir sobre los bloques sueltos y no ya montados, entre ellos se encuentra el nombre completo de Jufu –Jnum-Jufuy–, que en tiempos de Vyse se pensaba que era otro rey. Y no solo eso, sino que aparece mencionado Horus Medyedu, la denominación en la que se relaciona al faraón con el dios Horus, algo que también era desconocido para Vyse.
Además, ahí están las tumbas
de los obreros, descubiertas por accidente en 1990 por un turista, los restos del poblado donde vivieron e incluso parte de la rampa que utilizaron en sus trabajos. Pero aun así habrá quien crea que todo lo hicieron en una noche los malvados arqueólogos, defensores de la ciencia oficial.