TEST DESCUBRE SI TRABAJAS PARA UNO DE ELLOS
similar podría argumentar un directivo actual de perfil psicopático, caracterizado por su egocentrismo, falta de empatía y maquiavelismo. Sin duda, este diría que su comportamiento responde a su compromiso con la empresa, que su encanto personal sirve para encandilar a los clientes y su manipulación calculadora es una herramienta útil para los objetivos prácticos de la organización.
LOS RASGOS PSICOPÁTICOS PUEDEN DETECTARSE CON UN SIMPLE TEST
Estos directivos se escudan en su eficacia. Y es que en las entrevistas de selección para estos cargos pocas veces se tienen en cuenta factores de personalidad; solo se buscan habilidades. Por eso acceden a puestos superiores. Según una investigación de la Bond University (Australia), el 21 % de los CEO analizados poseían rasgos psicopáticos significativos, como incapacidad de empatizar, abuso de la mentira, superficialidad, crueldad sin remordimiento o historial violento. El psicólogo Nathan Brookes, director del estudio, dice que son variables detectables en cualquier pequeño test de psicopatía y que no fueron diagnosticadas porque nadie preguntó por ellas en la entrevista de selección.
Poco a poco, este fenómeno se está desinflando, pero no por razones éticas, sino económicas. Y es que el psicópata corporativo acaba siendo negativo para el negocio. Incluso en Japón, país famoso por sus prácticas laborales brutales –en su idioma existe el término karoshi para los suicidios causados por la presión laboral–, un directivo tóxico mancha el nombre de la empresa. Hace unos meses, Tadashi Ishii, presidente de la agencia de publicidad Dentsu, dimitió después de saberse que la joven Matsuri Takahashi se había tirado por el balcón por no poder soportar las jornadas consecutivas de veinte horas. La muchacha había hecho 105 horas extras en el último mes. Ya en 1991 la compañía había sido advertida por las autoridades tras el suicidio de un joven que no había podido dejar de trabajar un solo día en el último año y medio.
Ishii dimitió porque sabía que llevar a personas a quitarse la vida no favorece la imagen de una agencia de publicidad. Pero el nombre de la compañía estará ligado durante mucho tiempo a sus tácticas dictatoriales. Ese es el problema de los psicópatas: al final, el resultado de sus conductas no se puede ocultar, y los mismos que los han contratado acaban arrepintiéndose de haber usado estrategias que, a la larga, son negativas.
Boddy estudió a lo largo de unos años el efecto que tenía la contratación de un CEO como el que se ha descrito, y vio que, aunque en un principio las características psicopáticas fueron bien recibidas (de hecho, se le había seleccionado por ese perfil), poco a poco fueron creando malestar. La estrategia basada en la intimidación y la amenaza continua de despido produjo consecuencias negativas en el clima laboral. La ausencia de rumbo, la inhibición de la creatividad y la dificultad para la innovación derivaron en
una reducción de los ingresos y en la falta de compromiso de los empleados. Por otra parte, el acceso generalizado a internet y las redes sociales hace que sea más fácil denunciar las prácticas de este tipo de individuo. Muchos de los escándalos citados de jefes psicópatas han salido a la luz porque se han hecho virales.
SU CAPACIDAD MANIPULADORA SOLO ES EFECTIVA CARA A CARA
El poder de estos individuos decae cuando la comunicación no es cara a cara, según un estudio de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) sobre la influencia de la triada del mal –psicopatía, narcisismo y maquiavelismo– propia de los jefes psicópatas. El experimento exponía a varias personas a dos tipos de interacción con un directivo así: cara a cara y virtual. Los resultados mostraron que el estilo psicopático es efectivo en directo, cuando se puede jugar con la comunicación no verbal, pero pierde fuerza en la interacción digital.
Durante años, el psicópata corporativo fue usado por las empresas para esclavizar a los trabajadores y reducir personal sin miramientos. Cuando surgían problemas, la táctica de los depredadores (el cambio de empresa) le servía para salir impune de sus actos. Patrick Bate- man, el CEO de Wall Street protagonista de la novela
American Psycho, capaz de asesinar a un compañero por conseguir una tarjeta de presentación, fue el estereotipo de jefe en una cierta época. Poco a poco, ese estilo está siendo sustituido por un liderazgo más amable y empático. En France Telecom, tras la salida de los directivos encausados, se nombró a un nuevo director que presentó una batería de medidas –salario variable de los CEO en función de rendimientos de orden social, limitación de las horas extra o creación de espacios de convivencia– para mejorar el clima laboral. Parece que los tiempos cambian y quizá nos libremos de estos siniestros personajes.