UNA CORSARIA EN LA EDAD DE ORO DE LA PIRATERÍA
Nacida en Londres, Mary Read y su compañera Anne Bonny fueron las únicas mujeres condenadas por sus actos de piratería en el siglo XVIII. Su vida fue complicada desde la infancia.
Al ser hija ilegítima, su madre la vistió de niño y la llamaba Mark para poder cobrar la herencia del padre fallecido, que era marino. Tuvo distintos trabajos hasta que se alistó en el ejército inglés, con el que combatió en Flandes. Allí se enamoró de un soldado holandés al que reveló su identidad. Se casó con él y abrió, de vuelta a casa y ya vestida de mujer, una posada.
Pero este intento de ser una señora normal duró poco, pues su marido murió a causa de unas fiebres. Entonces Mary volvió a la ropa de hombre y al ejército, que abandonó para enrolarse en un barco con rumbo a América, siempre bajo identidad masculina con el nombre de Mark. Cuando el pirata Calico Jack abordó el navío, Mary fue reclutada por los asaltantes.
¡A la horca! Fue Anne Bonny, una pirata compañera sentimental del bucanero, quien descubrió la identidad femenina de Mary. Entre las dos surgió una buena amistad. Mary llegó a casarse por el rito pirata con un marinero. Finalmente, el barco de Calico, el Revenge, fue apresado y toda la tripulación condenada a la horca en Jamaica, salvo Mary y Anne, que dijeron estar embarazadas y fueron encarceladas. Mary murió enferma en prisión a los 31 años. Anne desapareció y nunca más se supo de ella.