LA NUEVA DIMENSIÓN DEL PORNO
La comunidad tecnológica apuesta por la realidad virtual como uno de los negocios del futuro, y la industria del cine para adultos está siendo de las pioneras en meterse en situación. Llega el sexo RV.
La proliferación de gafas y cascos de realidad virtual (RV) en el mercado –Samsung Gear VR, PlayStation VR, HTC Vive, Oculus Rift, etc.– y sus previsiones de venta en 2021 –según datos de la International Data Corporation, alcanzarán los ochenta millones de dispositivos, incluyendo los de realidad aumentada– dan fe de que esta es una tecnología con mucho futuro. Industrias como la de los videojuegos y el cine ya han comenzado a usarla; y, en concreto, el sector del porno –tal como sucedió en su día con el VHS o la llegada de internet– ha apostado fuerte por este negocio, ya que ve en la experiencia inmersiva, con el espectador convertido en protagonista, un filón por explotar.
Un estudio publicado por VRPorn, portal especializado en contenido adulto en realidad virtual, apunta que el tráfico de las webs que ofrecen porno de este tipo está creciendo a un ritmo superior al 50% cada mes. Otro dato revelador: treinta de las cincuenta webs de realidad virtual más visitadas –es decir, el 60% de ellas– son pornográficas. Entre los consumidores más fieles están los asiáticos; sobre todo, chinos, tailandeses y hongkoneses. De hecho, las fotos que ilustran este reportaje se han tomado en Japón, una de las potencias tecnológicas que están llevando la iniciativa en la industria de este nuevo formato perceptual. En el verano de 2016, allí se tuvo que cancelar el Adult VR Festa –festival de porno en realidad virtual– debido a la masiva afluencia de visitantes. También en Tokio, en 2017, se abrió un local donde ofrecen salas privadas en las que los clientes disponen de todo lo necesario para visionar contenido para adultos en RV. ¿El precio? Unos cuatro euros la hora. No sería de extrañar que establecimientos así empiecen a extenderse pronto por el resto del mundo.