La fábrica espacial de oxígeno
¿De dónde sale el oxígeno que respiran los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI)? Del agua que llevan allí las naves de carga: una electrólisis la descompone en oxígeno e hidrógeno. El abastecimiento depende de la cercanía a la Tierra, que la EEI orbita a 400 kilómetros de altura. ¿Y si viajamos a Marte? Llevar todo el oxígeno a cuestas resultaría difícil y peligroso: ¿y si se pierde parte por accidente? La naturaleza nos ofrece una posible solución: la fotosíntesis.
La EEI acoge el experimento Artemiss, que investiga cómo funciona este proceso natural en el espacio. Se usa una cianobacteria del género Arthrospira, que, al realizar la fotosíntesis, produce oxígeno. A su vuelta a la Tierra, se analizará este organismo para comprobar cómo le afectan la ingravidez y la radiación espacial, a las que es muy resistente. Este proyecto de la Agencia Espacial Europea es parte del Sistema Alternativo de Soporte Microecológico para la Vida (MELiSSA), cuyo fin es la investigación de las diversas tecnologías que permitirían una misión espacial tripulada de larga duración.