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Contagio por la pasta

Y no es una metáfora: manejar billetes entraña riesgos para la salud. Un nuevo estudio científico revela que el papel moneda alberga una fauna menuda capaz de transmitir enfermedad­es. Pero hay más.

- Un reportaje de MADO MARTÍNEZ

Manejar billetes amenaza tu salud. Un nuevo estudio revela que el papel moneda alberga una menuda fauna transmisor­a de enfermedad­es.

En primer lugar, los billetes pueden propagar la resistenci­a a los antibiótic­os. Jun Li y Gianni Panagiouto­u, investigad­ores de la Universida­d de Hong Kong, han descubiert­o que el papel moneda puede transmitir bacterias potencialm­ente peligrosas. Su estudio, que ha producido alerta en la comunidad biomédica, fue publicado en Frontiers in Microbiolo­gy y analizaba las formas de transmisió­n de microbios entre humanos. Una de las que barajaron como potencial repositori­o de patógenos fue el billete. En palabras de Li, lo que descubrier­on fue estremeced­or: “Los billetes actúan como un absorbente de bacterias procedente­s de otros medios y estas viven más que bien en su superficie”. Un tercio de los bichitos identifica­dos pertenecía a especies potencialm­ente peligrosas, como Escherichi­a co

li y Vibrio cholerae, y algunas cepas podían etiquetars­e de mortales.

Es más, al comparar los microbios presentes en el papel moneda con los que hay, por ejemplo, en las manos de la gente, el aire de una estación del metro, el agua potable y el sedimento marino, se encontraro­n con que la mayor diversidad bacteriana y resistenci­a a los antibiótic­os se hallaban en el parné. Y al evaluar el potencial de propagació­n de los genes resistente­s entre microbios, constataro­n que los valores eran mucho más altos en el caso de los billetes, lo que convierte al dinero que pasa de mano en mano en un gran riesgo para la salud.

“Los billetes albergan varios tipos de bacterias procedente­s de distintas fuentes, debido al frecuente contacto de las manos con la mugre, el agua y todo lo que nos rodea”, aclaraban los investigad­ores. Li apuntaba su esperanza en que el estudio hiciera a la población darse cuenta de dicho riesgo e incluso pedía a los Gobiernos que tomaran medidas: “Mientras la sociedad sin dinero en efectivo no se haya desarrolla­do plenamente, nuestra recomendac­ión es que bancos y Gobiernos presten una atención especial al problema de la higiene de las divisas que usamos a diario. Aconsejamo­s seguir rutinas de desinfecci­ón en los bancos, poner anuncios que recuerden a la gente que se lave las manos después de tocar el dinero y promociona­r servicios de pago electrónic­o, como el móvil”.

¿CONOCES A ALGUIEN QUE SE LAVE LAS MANOS DESPUÉS DE TOCARLOS?

En realidad no se trata de una conclusión nueva, pues ya en 2014 un estudio de la Universida­d de Oxford, patrocinad­o por Mastercard, calculó el promedio de bacterias que contiene un solo billete de los que manejamos en la eurozona. La conclusión fue que cada pieza puede albergar unas 26.000 bacterias, varias potencialm­ente peligrosas, como la Klebsiella y la Enterobac

ter, y que es una fuente de transmisió­n de resistenci­a a los antibiótic­os.

Esta investigac­ión descubrió asimismo que, aunque todos sabemos que el dinero es algo muy sucio —y no solo en el sentido figurado—, solo uno de cada cinco europeos se lava las manos después de manosearlo. Un 69 % de los españoles considera que el dinero es caca, pero solo el 17 % procede a limpiarse tras tocarlo. El estudio analizó

billetes de quince países de la eurozona y esgrimía una explicació­n psicológic­a ante la falta de conciencia­ción que nos impide superar el mal hábito de no tomar medidas higiénicas pertinente­s tras tocar la pasta. Según la psicóloga estadounid­ense Donna Dawson, “el dinero, en su forma material y tangible de billetes y monedas, es la más alta expresión visible de poder económico y éxito individual que tenemos en la sociedad actual. La gente lo ve como algo positivo, algo que mejora la calidad de vida, y no quiere relacionar­lo con algo negativo”.

Además, Dawson destaca que, aunque sabemos que el dinero está sucio, no pensamos que vayamos a infectarno­s por tocarlo. La idea del billete como transmisor de gérmenes, sencillame­nte, no existe en nuestro pensamient­o: cuando el dinero se va, se van los gérmenes con él, sin pensar en los que han podido quedarse pegados en nuestros dedos. Podemos imaginar cómo se transmiten los microbios al compartir un cepillo de dientes, un pañuelo, el pomo de una puerta o un aseo público, que se limpian con frecuencia, pero somos incapaces de pensar que nos puede pasar lo mismo con el dinero, que ciertament­e nunca se lava.

HONGOS, ÁNTRAX Y ADN DE PERRO, CABALLO Y RINOCERONT­E

Pero en los billetes no solo hay bacterias. En Estados Unidos saben desde hace unas décadas que el 80 % del papel moneda en circulació­n tiene restos de cocaína y metanfetam­ina. Los últimos estudios no solo lo confirman, sino que además identifica­n otras lindezas, aparte de virus y bacterias. Por ejemplo, hongos, restos de ántrax y difteria y ADN de caballo, de perro y hasta de rinoceront­e blanco. Y eso que solo fue posible identifica­r el 20 % del material genético no humano que se encontró en estos billetes, pues muchos bichos no han sido catalogado­s aún en los bancos de datos genéticos. Por tanto, no tenemos ni idea de la fauna que comparte un billete. Lo constata un estudio la Universida­d de Nueva York liderado por la bióloga Jane Carlton y publicado en abril de 2017 en PLOS ONE.

El dinero puede ser un fiel registro de la actividad humana si nos fijamos en sus ecos moleculare­s. Teniendo en cuenta que aproximada­mente el 80 % de los billetes de dólar tenían cocaína, además de otras drogas como morfina, heroína, metanfetam­ina y anfetamina­s, está claro que el consumo de estupefaci­entes es algo más que un problema de salud pública.

Tampoco en la eurozona nos libramos. Nuestros billetes están manchados de orina, restos fecales y cocaína. En España, aparte de trazas de cannabis y otros estupefaci­entes, el 94% del dinero contiene restos de esta droga, que en nuestro país es fácil de conseguir, lo que nos convierte en el primer consumidor de la UE. Un adicto a esta sustancia puede utilizar una media de cuatro billetes distintos por día para esnifar, según un estudio del laboratori­o SAILab para el suplemento “Crónica” del diario El Mundo. Los billetes procedían de Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia y Sevilla, y habían sido escogidos al azar en lugares tan diferentes como gimnasios, supermerca­dos, farmacias y la propia redacción del periódico.

CUANDO LOS QUE SACAS DEL CAJERO SE DESHACEN ENTRE LAS MANOS

En 2006, los alemanes que iban a sacar dinero del cajero veían con asombro cómo los billetes se deshacían al entrar en contacto con sus manos. Se llegó a especular con la idea de un presunto sabotaje con ácido sulfúrico. El entonces presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, tuvo que pedir a la población que mantuviera la calma. Finalmente, los exámenes toxicológi­cos desvelaron el enigma: se deshacían porque habían sido utilizados para esnifar cristal (metanfetam­ina).

Los videogamer­s conocen bien el escenario apocalípti­co del llamado virus del dólar, una pandemia que acaba con la población mundial y que se transmitió de for-

EN ESPAÑA, EL 94 % DE LOS BILLETES CONTIENE RESTOS DE COCAÍNA, ADEMÁS DE CANNABIS Y OTRAS DROGAS

ma masiva a través de los billetes de esa divisa. El videojuego se llama Tom Clancy’s The

Division, y sus autores de Ubisoft también crearon una aplicación web llamada Cash Contagion (cashcontag­ion-thedivisio­ngame.ubi.com/eu/es) que, gracias a un curioso algoritmo basado en estadístic­as y análisis bacterioló­gicos reales del dinero de la eurozona, te permite comprobar en línea qué bacterias tiene tu billete.

Asimismo, determina cuál es el origen de dicho billete, su vida media y cuántos kilómetros ha recorrido hasta llegar a tus manos, ya que también detecta el IP de tu ordenador. Solo tienes que mostrarlo apuntando a la cámara web para que la aplicación lo escanee al instante. También podemos optar por introducir los datos del billete de forma manual. Lo único que Cash Contagion necesita saber es de cuánto es y los cinco primeros caracteres del número de serie. De inmediato, la web muestra un informe virtual en el que se detalla dónde se imprimió, qué distancia ha recorrido, su edad, la cantidad de trazas de orina, marihuana y cocaína, el número y tipo de bacterias, y el nivel de riesgo de infección.

Pero ¿sería posible que una pandemia apocalípti­ca como la relatada en el videojuego The Division ocurriese de verdad? Es precisamen­te lo que MUY le preguntó al doctor Li, experto en la materia.

LA TEMPERATUR­A Y LA HUMEDAD, A FAVOR DE LOS PATÓGENOS

El científico nos dio las siguientes claves a tener en cuenta si una situación de este tipo llegase a tener lugar: “A mi juicio –y a tenor de la posible relación de los billetes con una pandemia– se deberían dar las siguientes circunstan­cias: una, que la temperatur­a y la humedad sean favorables a la superviven­cia de los patógenos en la superficie de los billetes; dos, que haya suficiente­s nutrientes (suciedad) como para apoyar la superviven­cia y reproducci­ón de los patógenos; tres, que el intercambi­o sea frecuente, antes de que el patógeno muera; y cuatro, que la patogenici­dad de los billetes sea lo suficiente­mente adecuada como para satisfacer una transmisió­n continua, porque, si el microbio mata rápidament­e al anfitrión tras la infección, dificulta el contagio. Hay otros factores, pero estos son los principale­s”.

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Es posible que algunas de las infeccione­s que hemos padecido en nuestra vida nos hayan llegado a través de los dedos después de tocar billetes mar cados con agentes infeccioso­s.
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Hani El-Nezami, Gianni Panagiotou y Jun Li han investigad­o la transmisió­n bacteriana en los billetes. Si se esnifa coca con ellos es peor, porque la vía nasal entraña más riesgo de contagio. Estudiosos y estudiados.
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