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Ylo hacen en China, donde el aire de numerosas grandes ciudades supera de largo los niveles considerados aceptables de partículas PM2,5 –con un tamaño menor a 2,5 micras–, asociadas a enfermedades respiratorias. Para combatir esta polución, los científicos de varias instituciones de ese país han ideado un método que no la erradica, pero sí puede aliviarla: torres que absorben por su base el aire contaminado, lo calientan mediante energía solar, lo hacen subir por su estructura para que pase por varios filtros, y lo devuelven al exterior por arriba, listo para ser respirado sin peligro.
La primera se ha levantado en Xi’an, capital de la provincia de Shaanxi, y mide 100 metros de alto. Según sus responsables, desde que ha entrado en funcionamiento ha mejorado la calidad del aire en un área de 10 kilómetros cuadrados alrededor del edificio. Ya planean construir otras el doble de altas, aunque especialistas de otros países dudan de la eficacia de estas soluciones de hormigón y cristal.