Muy Interesante

LA MUERTE DE UN BAJISTA

- LOS MISTERIOS DE M. A. S. POR MIGUEL ÁNGEL SABADELL

En 1999 se encontraro­n los restos de Philip Taylor Kramer. El que fuera bajista de la banda de rock psicodélic­o Iron Bu erfly llevaba cuatro años desapareci­do. Hoy sigue sin saberse qué le sucedió. Kramer se unió a la banda en 1974, ya pasada la época dorada de esta. Tras dejarla en 1977, volvió a la universida­d y se graduó en Ingeniería Aeroespaci­al. Trabajó para el Departamen­to de Defensa de Estados Unidos hasta que en los 90 cofundó Total Multimedia Inc., una empresa tecnológic­a pionera en el campo de la compresión de vídeo.

EL DOMINGO 12 DE FEBRERO DE 1995,

Kramer conducía hacia el aeropuerto de Los Ángeles para recoger a su socio Greg Martini y la esposa de este. De camino paró en el Centro Médico Los Robles para visitar a su suegro, que tenía cáncer. Los registros del parking del aeropuerto desvelaron que estuvo 45 minutos en este. ¿Qué hizo? ¿Qué pasó? No aparece en ninguna grabación de vigilancia. “Algo sucedió en su cabeza o en la terminal que hizo que se fuera”, declaró al periódico Los Án

geles Times el policía Chuck Carter, que trabajó en el caso. “No sé qué fue. No tenía enemigos, vivía para su mujer y su hija”.

¿POR QUÉ CAMBIÓ LA ACTITUD DE KRAMER EN ESE RATO?

Hizo varias llamadas con su teléfono móvil. Una de ellas a su mujer, Jennifer, para contarle que había cambiado de planes. Le rogó que, si Martini la llamaba, le pidiera que tomara un taxi al Hotel Hya de Westlake. Kramer dijo que se reuniría allí con todos a las dos de la tarde. Y le anunció: “Te daré una gran sorpresa”. También llamó a su amigo íntimo Ron Bushy, viejo batería de Iron Butterfly. Le dijo: “Te quiero más que a la vida”. Luego volvió a telefonear a su esposa: “Pase lo que pase, siempre estaré contigo”. A mediodía, desde algún lugar de la autopista Ventura a su paso por el Valle de San Fernando, hizo su última llamada, a los servicios de emergencia­s: “Soy Philip Taylor Kramer. Voy a suicidarme”. Tras colgar, Kramer recibió una llamada de su mujer, a la que le dijo: “Siempre te amaré. Te veré al otro lado”. Y desapareci­ó.

SE LE BUSCÓ SIN ÉXITO.

El 29 de mayo de 1999, unos excursioni­stas encontraro­n la furgoneta Ford Aerostar de Kramer en el fondo de un cañón en Malibú. Sus restos estaban dentro. La policía cerró el caso con un probable suicidio, pero su familia no aceptó tal versión. Según su padre, “alguien quería lo que él estaba haciendo. Lo habían amenazado. Me dijo: ‘Si alguna vez te digo que me voy a matar, no lo creas. Necesitaré ayuda’”. ¿Paranoia? ¿En qué andaba Kramer? En las dos semanas previas a su desaparici­ón, trabajaba sin descanso en un problema que su padre le había planteado treinta años atrás: cómo transmitir informació­n más rápido que la velocidad de la luz. Y estaba convencido de hallarse muy cerca de la solución.

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