LA CLAVE ESTÁ EN LOS PIOJOS
EL ESTUDIO GENÉTICO DE LOS PARÁSITOS QUE VIVEN EN LA ROPA SUGIERE QUE ESTA YA CUBRÍA A LOS HUMANOS AFRICANOS HACE MÁS DE 40.000 AÑOS.
UN EQUIPO DE CIENTÍFICOS DIRIGIDO POR
RALF KITTLER, miembro del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), abordó en 2003 el asunto del origen de la vestimenta desde un punto de vista sorprendente: seguir el rastro genético al piojo de la cabeza, Pediculus humanus capitis, y al piojo del cuerpo, Pediculus huma
nus corporis. Mientras que el primero vive y se alimenta exclusivamente del cuero cabelludo humano, el del cuerpo se nutre de nuestra piel, pero solo puede vivir en la ropa. Así que su especialización surgió por fuerza cuando los humanos comenzaron a vestirse de manera frecuente.
Tras analizar el ADN de cuarenta ejemplares de ambas especies, los expertos pudieron reconstruir su pasado biológico para descubrir una mayor diversidad ge- nética en los piojos africanos que en los de otros lugares. Los datos indicaban que los habitantes de la indumentaria humana se adaptaron hace entre 72.000 y 42.000 años, y que la ropa usada por los humanos modernos tenía, al menos, esa antigüedad. También comprobaron que la expansión demográfica de los piojos del cuerpo coincide con la migración de los Homo sapiens fuera de África.