7 alimentos
en peligro de extinción
Un estudio de la Universidad de Oxford revela que la escasez de frutas y verduras aumentará los precios y alterará drásticamente la dieta global. Tanto que en el planeta morirán 534.000 personas más en 2050 por esas variaciones. Este escenario obliga a buscar soluciones.
1 PLÁTANO: LA AMENAZA DEL MAL DE PANAMÁ
En diciembre de 2015, la revista científica PLOS Patogens anunciaba que un hongo muy agresivo llamado tropical race 4 (TR4) podría borrar de la faz de la Tierra a una de las frutas más populares y nutritivas que existen en el mundo: el plátano. El TR4 es una potente mutación de la temida enfermedad de Panamá, también llamada fusariosis del banano, provocada por el hongo Fusarium oxysporum, que ataca las raíces de algunas variedades de esta planta. Concretamente el ataque del TR4 va directo hacia la variedad cavendish, a la que pertenecen el 99% de los plátanos que se venden en los países desarrollados.
La práctica del monocultivo, o lo que es lo mismo, la falta de diversidad en esta especie frutal, puede tener consecuencias desastrosas. Porque una vez que el TR4 llega a un campo platanero, la única opción que cabe es erradicar todas las plantas y comenzar de nuevo.
2 VINO: MARCADO POR EL CLIMA
Probablemente en 2090 no habrá vinos hechos con merlot, ni cabernet-sauvignon, ni chardonnay ni syrah, por el cambio climático. “La viña es una planta perenne y se ve muy afectada por el clima, ya que no se puede sembrar cada año”, dice Iñaki García de Cortázar, ingeniero del Instituto Nacional de la Investigación Agronómica de Francia. En los últimos treinta años, en los viñedos europeos se ha detectado un adelanto de dos semanas para la floración y de un mes para la vendimia. Además, la composición de la uva también ha cambiado: “En la mayoría de los viñedos franceses ha habido un aumento del azúcar que corresponde a casi un grado de alcohol cada diez años. A la vez han perdido entre 0,5 y 1 g/l de acidez”, aclara García de Cortázar.
El problema es que solo diez variedades cubren el 40 % del viñedo mundial y en algunos países, como Nueva Zelanda y China, una sola ocupa más del 80% de la superficie de este cultivo. Dichas variedades no representan la biodiversidad de la vid ni “son las que mejor usan el agua; son solo las más comercializadas”. Como no se prueban uvas nuevas, el consumidor se acostumbra a tomar solo las que conoce. La solución pasa por estudiar variedades olvidadas para identificar alguna que pueda adaptarse a las condiciones futuras.
3 AGUACATE: EXCESO DE CONSUMO
El aguacate es hoy un símbolo de grasa saludable. Además, estamos ante un superviviente nato. Apareció en la era Cenozoica y coexistió con los mastodontes. A la megafauna prehistórica le gustaba tanto que se lo tomaba de un bocado y luego defecaba la semilla. Cuando hace trece mil años desaparecieron esos colosos, el aguacate debería haber corrido su misma suerte, pero supo atraer a otros animales que aseguraron su supervivencia.
El problema es que en los últimos tiempos el consumo se ha triplicado. Demasiada demanda para un cultivo tropical que necesita mucha agua. Las plantaciones de aguacate están sustituyendo los pinares en México y Chile, los principales productores, lo que aumenta el CO y acelera el cambio climático y la escasez del líquido vital. Este vegetal lo tendrá crudo para subsistir. La solución pasa por buscar variedades que soporten bien las sequías.
4 FRESA: CICLO DE CULTIVO ALTERADO POR EL CALOR
España es el segundo productor mundial de esta fruta después de Estados Unidos. La provincia de Huelva concentra alrededor del 90% de la explotación de este cultivo microclimático que se extiende por casi todo el mundo. Al menos de momento. Porque después de analizar el impacto del cambio climático en las plantaciones onubenses de Moguer, Pedro Palencia y sus colegas de la Universidad de Oviedo han visto que el calentamiento puede causar estragos. La subida de la temperatura dará como resultado un aumento en la producción temprana y reducciones en la cosecha total y en la duración del ciclo de cultivo.
5 CAFÉ: UNA HISTORIA DE PLAGAS Y ENFERMEDADES
Investigadores del Jardín Botánico de Kew, en Londres, estiman que la planta del café arábigo en estado salvaje está en peligro de extinción. Los bosques tropicales donde crece están desapareciendo, y las plantas y animales de esas zonas van a ser los más amenazados del planeta. Para 2080 podría no quedar ni rastro de ella.
¿Y qué más da si seguimos plantando campos de este arbusto? No da igual. La historia del café arábigo, que representa el 70% de la producción mundial, está salpicada de enfermedades, pestes y caídas de productividad, y los cultivadores siempre han acudido a la naturaleza y la diversidad genética para enfrentarse a ellos. Sin café salvaje al que recurrir, la más mínima alteración del clima o una nueva plaga lo exterminarán. Solo quedará la variedad de café robusta, áspera, astringente, amarga y con el doble de cafeína que la arábiga. Es la que se usa para el café instantáneo.
6 OSTRAS Y MEJILLONES: FUTURO SOMBRÍO PARA MUCHOS BIVALVOS
Cuando el dióxido de carbono se acumula en la atmósfera, como lleva haciendo los últimos dos siglos, el océano sale en su auxilio y absorbe una cuarta parte del CO que inunda el aire. Lo malo es que, al disolverse en el agua, reduce su pH. Los océanos se acidifican y algunas especies pagan un alto precio, sobre todo las dotadas de concha. Los estudios estiman que la calcificación se reduce un 10% en las valvas de la ostra y un 25% en la del mejillón. Algunos ejemplares no llegan a adultos y los que lo hacen son más vulnerables a los depredadores. El futuro de los bivalvos está en riesgo.
7 TRIGO: UN 6 % MENOS POR GRADO
Este año produciremos 750 millones de toneladas de trigo, el cereal más importante del mundo, y se batirán todos los récords históricos. La materia prima más usada para hacer pan es un imprescindible de la dieta desde tiempos de los romanos. Sin embargo, su futuro es incierto. Un estudio publicado en Nature Climate Change revela que la cosecha se reduciría un 6% por cada grado que aumente la temperatura. Están seguros de los cálculos porque se han basado en treinta modelos de simulación de cultivo de esta especie y han aplicado sistemas de predicción de la producción usados por organismos internacionales.
La subida de temperaturas adelantará las cosechas y reducirá notablemente la producción de fresas
8 PATATAS: SU ADAPTABILIDAD PERMITE TENER ESPERANZAS
Si el mercurio sube, ojo con las plagas en las regiones andinas de Perú y Bolivia, cuna del cultivo de la patata. En los últimos años, el calentamiento ha hecho surgir nuevas enfermedades que amenazan las plantaciones de papa. Según las previsiones, en 2085 la producción se reducirá un 26%. Demasiado para un planeta cada vez más poblado para el que este tubérculo es, tras el trigo y el arroz, el alimento más demandado. Sin embargo, los andinos y los científicos confían en que la adaptabilidad de este producto con más de mil variedades permitirá que se aclimate a las nuevas circunstancias mejor que otros cultivos.
9 CACAO: UNA PLANTA DEMASIADO QUISQUILLOSA Y EXIGENTE
Si no cambian las cosas, una tableta de chocolate pronto será un lujo. El árbol del cacao solo crece entre los 10º y 20º de latitud, siempre que haya temperaturas estables, humedad y lluvia abundante, un suelo rico en nitrógeno y protegido del viento. En suma, una selva tropical como las de Costa de Marfil y Ghana, cuyas plantaciones de Theobroma cacao producen la materia prima para la mitad del chocolate mundial.
Pero el Panel Internacional del Cambio Climático augura que en 2050 la temperatura de ambos países subirá 2,1 ºC, lo que reducirá el área cultivable. Por eso, los productores tratan de identificar las semillas más resistentes a la sequía. Otra solución es la tecnología de cortapega genético CRISPR para que el cacao se adapte a los requerimientos climáticos, como hace Myeong-Je Cho en el Instituto de Innovación Genómica de la Universidad de California con el patrocinio de Mars, que no quiere que sus chocolatinas desaparezcan.
10 OTRAS FRUTAS: EL ESTRÉS VEGETAL
El calentamiento global y la sequía previstos para 2050 reducirán al 10 % los terrenos de cultivo de melocotones, albaricoques, almendras y ciruelas en California. En Australia, como en las huertas europeas, en quince años apenas habrá manzanas, porque los inviernos serán demasiado suaves para esta fruta.
Para colmo, la población de abejas melíferas, principales polinizadoras de los frutales, ha caído por el cambio climático. El 70 % de los cultivos en España son fruto de la polinización, de la que dependen 71 de cada cien alimentos básicos.