DISCUTIR REFUERZA EL BUEN ROLLO
CUANDO RESOLVEMOS UN PROBLEMA CON OTRA PERSONA, LA RELACIÓN MUTUA PARECE MÁS ESTRECHA QUE ANTES DEL ENFRENTAMIENTO. ¿Por qué tenemos la sensación de que nos llevamos mejor con alguien cuando tenemos un problema con esa persona y, tras la tensión, lo terminamos arreglando? Una característica interesante de las disensiones producidas entre individuos que antes eran amigos o colaboradores es que la relación parece salir reforzada.
EN UNA INVESTIGACIÓN DISEÑADA POR MARINA CORDS,
profesora de la Universidad de Columbia (Nueva York), se tomaron datos sobre el número de veces que parejas de monos cooperaban entre sí. Luego, los expertos esperaron a que surgiera un conflicto entre ellos y lo resolvieran. Seguidamente, valoraron de nuevo la predisposición a ayudarse. Los resul- tados mostraron que la interacción había mejorado después del enfrentamiento. Es decir, los primates somos más tolerantes después de que surja un problema y lo solucionemos, lo cual tiene consecuencias positivas para todas las partes.
Por tanto, las disputas no deben considerarse fenómenos antisociales, sino todo lo contrario: ayudan a dirimir las diferencias de intereses que existen entre los individuos que integran un grupo. Es una necesidad universal tanto para una manada de lobos como para cualquier sociedad humana.