MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA (CARTAGENA)
No faltan, desde luego, lugares en España donde conocer los vestigios y las herencias de los diversos pueblos que la habitaron en el pasado. Pero siendo nuestro país una península, y habiendo jugado los mares un papel tan destacado en fechas clave de su historia, puede merecer la pena acercarse a un museo que centra su actividad en desvelar todo lo que sus aguas escondían, de qué manera se recuperaron los tesoros y cuándo, por qué y cómo llegaron allí.
El Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena –conocido también como ARQUA– se creó precisamente hace diez años con la idea de cubrir ese hueco. Aunque comparte con muchos centros dedicados a la arqueología la exposición didáctica, los vídeos explicativos –hay más de doscientas pantallas de ledes–, la interactividad y una impresionante colección de piezas, todo lo que aquí se muestra procede de la relación entre el hombre y el mar, con objetos datados entre el siglo VII a. C. y el XIX.
SU EXPOSICIÓN PERMANENTE CONSTA DE DOS ÁREAS TEMÁTICAS.
La primera, llamada Patrimonio Cultural Subacuático, está dividida en nueve unidades que explican todos los pormenores de este campo de la investigación: qué pasos se siguen antes de iniciar una expedición, qué tipos de yacimientos existen y cómo se planifican y llevan a cabo los trabajos de recuperación. También se hace hincapié en el cuidado con que deben protegerse los lugares donde trabajan los arqueólogos, para evitar episodios de rapiña como el sufrido por la fragata Nuestra Señora de las Mercedes; cuyo tesoro, por cierto, se guarda y exhibe en el ARQUA tras ser recuperado en los tribunales frente a la empresa cazatesoros Oddysey Marine Exploration.
La segunda área, Mare Hibericum, es un recorrido por la historia del Mediterráneo, donde el visitante explora el papel jugado por fenicios, griegos, púnicos o romanos, en riguroso orden cronológico. Nada falta: desde la herencia que cada uno de ellos nos dejó o la vida a bordo en los barcos hasta las principales rutas comerciales y las primeras grandes exploraciones. Como testigos del pasado, podemos admirar más de mil objetos de todas las épocas. También hay que dedicarle tiempo a un muro de sesenta metros de largo donde se recrean los cortes transversales de cuatro barcos de distintas épocas.
Las piezas más espectaculares del ARQUA incluyen numerosas ánforas, monedas, lingotes, colmillos de elefante –procedentes de un pecio fenicio– y los restos y cargamentos de las naves, también fenicias, Mazarrón 1 y Mazarrón 2, rescatadas en el litoral murciano entre 1993 y 2001. De la última se expone una impresionante reproducción a tamaño real. Por último, en el lucernario del museo pueden verse suspendidas del techo las estructuras en hierro de otras dos grandes embarcaciones: una kyrenia griega y una coca medieval.