A PONERSE LAS PILAS
LOS PRIMEROS INTENTOS DE CREAR UN ARTEFACTO CON CAPACIDAD DE MOVILIDAD
independiente se llevaron a cabo en el siglo XIX con un vehículo eléctrico. Ese impulso quedó en el olvido tras la aparición del motor de combustión, que ha mantenido el protagonismo hasta nuestros días. En 1996, General Motors, con su proyecto EV1, fabricó un coche propulsado por electricidad, pero a los tres años dejó de producirlo por su escasa demanda y baja rentabilidad.
Por fin esta década nos ha regalado un automóvil eléctrico que ha ido evolucionando rápidamente hasta convertirse en una opción real. Hoy, los fabricantes apuestan por un futuro muy cercano en el que la electricidad toma protagonismo al ofrecer unas ventajas inmejorables de movilidad. Marcas como Nissan, Citroën, Peugeot y BMW han ido incluyendo ofertas cada vez más creíbles y cercanas a precios aceptables. No me olvido de Tesla, que si bien para mí como concepto de coche no es un producto muy atractivo, hay que reconocer que su tecnología en motorización eléctrica y en autonomía ha ido hasta ahora un paso por delante.
En breve, las nuevas incorporaciones al mercado vendrán a reafirmar que cada vez estamos más cerca de poder usar eléctricos para cualquier tipo de conductor y necesidad. Antes de final de año Audi presentará un SUV con 500 km de autonomía. Y como habéis podido leer en la primera página de esta sección, Jaguar ha presentado el I-PACE, un vehículo totalmente eléctrico con 400 cv y también autosuficiente hasta 500 km. Os aseguro que cuando ruedas por un circuito y alcanzas los 250 km/h, no echas en absoluto de menos el ruido del motor de combustión.
Pero, como todo, el eléctrico también tiene su cara B. La falta de infraestructura, el poder de las gigantes petroleras y el diseño de las grandes urbes hacen que no esté al alcance todos. Pero soy optimista, y creo que a corto plazo la realidad ambiental y las demandas de la sociedad van a obligar a empresas y Gobiernos a ponerse las pilas.