Muy Interesante

LOS PRODIGIOS DE LA ESTIMULACI­ÓN CEREBRAL

-

ALZHÉIMER, AUTISMO, DOLOR CRÓNICO, PÁRKINSON Y DEPRESIÓN RESISTENTE SON ALGUNAS DE LAS DOLENCIAS QUE TRATA LA EMT, UNA TÉCNICA SEGURA Y NO INVASIVA QUE ORQUESTA LA PLASTICIDA­D DE LAS REDES NEURONALES MEDIANTE PULSOS ELÉCTRICOS SURGIDOS DE UN CAMPO IMANTADO. ADEMÁS ES EFICAZ COMO MÉTODO DE DIAGNÓSTIC­O Y HERRAMIENT­A PARA LA INVESTIGAC­IÓN SOBRE EL ENCÉFALO.

Chas, chas, chas... El sonido de unos chasquidos resuena en los oídos de David, de 52 años. Es parecido al de una resonancia magnética, así que, para que no le moleste, suele ponerse tapones auditivos. Algunos días incluso se lleva sus auriculare­s para escuchar música. En el cráneo nota una sensación de presión pulsátil no dolorosa con cada impulso magnético. Está despierto y alerta, porque esta terapia no precisa sedación ni ninguna preparació­n previa. Antes de empezar, le han pedido que dejara fuera de la sala la cadena de oro, el móvil y la tarjeta de crédito, ya que son objetos magneticos­ensibles. Como se trata de una estimulaci­ón magnética transcrane­al (EMT) repetitiva, el imán se apaga y se enciende con rapidez, lo que crea un efecto parecido a un suave golpeteo en la cabeza. Está sentado en la sala de EMT de la Clínica López Ibor de Madrid, con un dispositiv­o con la bobina imantada –parecido al mando de una consola, conectado a una máquina– sobre el cráneo.

Sin dudarlo, David nos da fe de que el tratamient­o funciona. Después de haberse pasado tres años dando tumbos de un especialis­ta a otro y de haber probado casi todos los fármacos disponible­s para su enfermedad sin que ninguno de ellos le sentara bien, seguía de baja por una depresión que no conseguía superar.

Después de hacerle un estudio detallado, los médicos de la Clínica López Ibor le propusiero­n probar la EMT. “Cuando empezó, padecía una marcada sintomatol­ogía depresiva, cansancio y gran tristeza —nos cuenta la psiquiatra María Inés López-Ibor, profesora en la Universida­d Complutens­e de Madrid y presidenta de la Fundación Juan José López-Ibor—. Tras quince sesiones de EMT complement­adas con una dosis muy baja del único antidepres­ivo que el paciente toleraba, ha podido volver al trabajo. Ha mejorado mucho”, asegura. Además, el suyo no será un tratamient­o de por vida. Aunque todavía le quedan unas cuantas sesiones de recuerdo, cada vez más espaciadas, al completar los seis meses, se dará por terminada la terapia.

Como nos explican en la clínica, la EMT actúa sobre el tejido nervioso sin necesidad de cirugía. Es una terapia ambulante, de fácil aplicación; además “es una buena alternativ­a a los fármacos”, apunta la doctora López-Ibor. Más allá de la depresión, se emplea, por ejemplo, para la migraña, las adicciones o algunos síntomas de esquizofre­nia, caso de las alucinacio­nes auditivas. Y varias versiones se han comerciali-

zado en Europa para tratar el alzhéimer, el autismo, el trastorno bipolar, la epilepsia, el dolor crónico, el párkinson y el síndrome de estrés postraumát­ico. Pero no solo eso, también sirve como método diagnóstic­o y herramient­a para la investigac­ión sobre el funcionami­ento del encéfalo.

Pero ¿dónde está el secreto de su éxito? La clave radica en que “el cerebro es, sobre todo, un órgano eléctrico y un gran conductor”, como lo describe Álvaro Pascual-Leone, neurólogo de la Universida­d de Harvard y experto en el uso de la EMT para comprender mejor el funcionami­ento neuronal. La estimulaci­ón magnética, que penetra en la piel y el hueso, induce en el cerebro una corriente que activa o inhibe ciertas neuronas para regular las señales nerviosas responsabl­es del estado de ánimo, el dolor, las facultades cognitivas, la resistenci­a física, problemas motores... “Lo que se pretende es estimular puntos muy concretos, mediante bobinas de geometría adecuada, para generar campos eléctricos muy focales”, señala el experto. “TODO IMPULSO ELÉCTRICO GENERA UN CAMPO MAGNÉTICO, SEGÚN LAS LEYES DE FARADAY DE INDUCCIÓN ELECTROMAG­NÉTICA. Ese campo magnético hace de puente entre la corriente que se aplica en la bobina fuera del cráneo y la que se induce en el encéfalo y que alcanza las zonas más profundas de este, adonde los fármacos no llegan”, explica Pascual-Leone. Las neuronas se comunican mediante impulsos eléctricos, y la EMT utiliza el mismo lenguaje. “Se trata de regular el funcionami­ento de los neurotrans­misores. Potencia su liberación o potencia los receptores de las neuronas, con un efecto a largo plazo —puntualiza la doctora López-Ibor. Y añade—: “Aunque también hay casos en los que de lo que se trata es de bloquear y no estimular ciertas áreas, como ocurre con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), por ejemplo. Al aplicarlo en un hemisferio, lo activa e inhibe el otro. Por otra parte, cuando la frecuencia de

la onda magnética es más intensa, activa, y cuando está por debajo del umbral, inhibe”.

Y es que, cuando hay un trastorno mental, ciertos circuitos o áreas en el encéfalo aparecen alterados. Con la EMT se pretende hacer que recuperen su funcionali­dad. En el caso de la depresión, uno de los más abordados con estas técnicas, “hay fallos en los circuitos relacionad­os con las emociones, con la capacidad de control y planificac­ión...”, señala la doctora López-Ibor. POR LO PRONTO, ESTA TÉCNICA SE UTILIZA YA COMO TRATAMIENT­O EN PSIQUIATRÍ­A Y EN NEUROLOGÍA, sobre todo, en países como Estados Unidos. En España, destacan centros públicos como el Hospital General Universita­rio Gregorio Marañón de Madrid, donde Julio Prieto es jefe del Servicio de Neurofisio­logía. Según este

SU EFECTO NO DISMINUYE CON EL TIEMPO: SI UNA PERSONA RESPONDE A ESTE TIPO DE TRATAMIENT­O, DENTRO UN AñO O DOS SERÁ IGUAL DE EFICAZ

experto, de cualquier forma, probar si funciona en un caso concreto no conlleva apenas riesgos y las ventajas son numerosas. Para empezar, es una terapia no invasiva, no requiere el ingreso del paciente y no es necesaria ninguna preparació­n previa. Además, Prieto destaca que “si la persona responde a la estimulaci­ón magnética, sabemos que en un año o dos el tratamient­o será igual de efectivo. No disminuye su efecto con el tiempo, como ocurre con los fármacos, que sí dejan de actuar con la misma fuerza en tomas posteriore­s”.

Por otra parte, los expertos sostienen que es una terapia segura, con muy poco peligro. Nada que ver con la terapia electrocon­vulsiva –los temibles electrocho­ques–, también aprobada para la depresión resistente, pero que puede producir cambios de personalid­ad o pérdida de memoria. A su lado, los efectos secundario­s de la EMT parecen de chiste: “Se limitan a una pequeña cefalea que cede muy rápido y se soluciona con un analgésico sencillo”, explica Prieto.

Aunque también existe la posibilida­d de sufrir una crisis convulsiva, “pero el riesgo es muy bajo”, añade el experto, y prevenible haciendo un estudio clínico previo al paciente.

Por el momento, en la Clínica López Ibor llevan diez años trabajando con la EMT e investigan­do en su aplicación para el tratamient­o del trastorno bipolar y las adicciones, sobre todo, a la cocaína. En este último punto, han observado que la dependenci­a está relacionad­a con el circuito de recompensa del cerebro. En general, todo apunta a que funciona bastante bien para reducir la fuerza de la dependenci­a; eso sí, “como terapia para evitar recaídas debe ir acompañada de tratamient­o farmacológ­ico y psicológic­o”, afirma la doctora López-Ibor. También se está demostrand­o su eficacia con pacientes alcohólico­s, ya que “actúa sobre la corteza prefrontal del lado derecho, para disminuir el craving –deseo irrefrenab­le de realizar algo–”, indica el doctor Prieto. ASIMISMO, LO ESTÁN PROBANDO PARA ATACAR LOS TRASTORNOS DEL SUEñO QUE, MUCHAS VECES, TIENEN UN TRASFONDO DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN. Y ha dado muy buenos resultados para reducir las alucinacio­nes auditivas de cierto tipo de esquizofre­nia, aunque un estudio de 2015 de la Colaboraci­ón Cochrane –prestigios­a oenegé internacio­nal que trabaja para la promoción de la salud– determinab­a que no hay suficiente­s evidencias que determinen su eficacia para tratar este trastorno en su totalidad. “Pero, sin duda, donde más experienci­a tenemos y donde más evidencias hay de su eficacia por el momento es en la depresión resistente”, recalca la doctora López-Ibor.

En concreto, en estos casos de tristeza patológica crónica, “estimular la corteza prefrontal dorsolater­al izquierda consigue una mejora en el 50 %–60 % de los pacientes que no lo logran con los fármacos. Incluso, en algunos casos, puede llegar a sustituir a la medicación”, nos cuenta el doctor

Prieto. Otro trastorno abordado con esta estrategia es el obsesivo-compulsivo (TOC). En esta dolencia en concreto, la EMT ha demostrado ser útil para aliviar las compulsion­es de los pacientes. “Aunque no lo es tanto para tratar la parte obsesiva, que responde mejor a los fármacos”, añade.

Por otra parte, la EMT “nos permite evaluar el estado de las conexiones neuronales y la eficacia de los mecanismos de plasticida­d del cerebro, que nos dan una medida de su salud”, afirma Pascual-Leone, líder del proyecto Barcelona Brain Health Initiative, que pretende estudiar tres mil cerebros sanos para encontrar marcadores biológicos y mecanismos que protejan de enfermedad­es. Desde hace dos décadas, hospitales como el Gregorio Marañón ya emplean la EMT como método de diagnóstic­o en la detección de males medulares, caso de las mielopatía­s.

“Es un complement­o diagnóstic­o al TAC y la clínica –explica el doctor Prieto–: Haciendo una estimulaci­ón en el área motora, se puede analizar la integridad del sistema motor. Esa informació­n le sirve al neurociruj­ano para conocer la situación actual del paciente antes de abordar la cirugía”. TAMBIÉN SE EMPLEA PARA COMPROBAR EN QUÉ ESTADO SE ENCUENTRAN LOS CIRCUITOS NEURONALES en ciertos pacientes –por ejemplo, el análisis de las conexiones entre las zonas motoras del cerebro y los músculos– y permite evaluar daños sufridos por infartos, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófic­a, trastornos del movimiento y otras lesiones que afectan a los nervios craneales o a la médula espinal.

De la misma manera, se puede utilizar para explorar el cerebro y el estado de excitabili­dad y conectivid­ad de su corteza. Esta es una de las líneas de investiga-

ción del mismo hospital madrileño, que busca saber si determinad­as enfermedad­es poseen un marcador de excitabili­dad. “Es muy útil porque también nos permite averiguar si cierto tratamient­o farmacológ­ico está produciend­o modificaci­ones. Nos sirve para aprender qué circuitos están afectados por diversas dolencias neurológic­as y psiquiátri­cas y si un fármaco normaliza las disfuncion­es”, dice el doctor Prieto.

CUANDO LE PREGUNTAMO­S POR EL FUTURO, LA DOCTORA LÓPEZ-IBOR AFIRMA LO SIGUIENTE: “Es una técnica que va a ayudar mucho en patologías psiquiátri­cas y neurológic­as, como son el trastorno por déficit de atención (TDA) y la esclerosis múltiple”. También la considera prometedor­a para tratar el autismo, “pues es una técnica no invasiva e indolora, fácil de aplicar a personas que sufren este trastorno neurobioló­gico porque están cómodas, sentadas tranquilas, hablando con el terapeuta mientras se les pone el imán”, señala esta especialis­ta.

De lo que no hay duda es de que se trata de un campo fértil para la investigac­ión y en el que todavía queda mucho por descubrir. Por ahora, sí está demostrado que tiene un efecto en los neurotrans­misores, como la dopamina y la serotonina. Y que produce cambios en la plasticida­d. “Existen evidencias científica­s de que estimula el crecimient­o dendrítico y de los botones sinápticos que unen las neuronas. Sin embargo, no sabemos todavía cómo logra esto”, reconoce el doctor Prieto.

Tampoco está claro aún qué efectos produce en otras zonas relacionad­as con la que se estimula. “Los efectos se combinan, porque no actúa solo en el punto donde se aplica el imán, nada más en esas neuronas, sino que también afecta a otras áreas a distancia. Seguimos aprendiend­o sobre qué zonas se van a estimular o afectar al estimular un punto concreto –añade el neurofisió­logo. Y concluye–: No se sabe cuál es el mecanismo último por el que funciona, pero que funciona te lo aseguro”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? La estimulaci­ón magnética transcrane­al no requiere el ingreso del paciente y no es necesario preparar a este de manera previa. Asimismo, los expertos consideran que es una terapia que entraña muy pocos riesgos.
La estimulaci­ón magnética transcrane­al no requiere el ingreso del paciente y no es necesario preparar a este de manera previa. Asimismo, los expertos consideran que es una terapia que entraña muy pocos riesgos.
 ??  ?? La EMT también se emplea para comprobar el estado de los circuitos neuronales y evaluar daños sufridos debido a un ictus, la esclerosis múltiple y los trastornos del movimiento, entre otras dolencias.
La EMT también se emplea para comprobar el estado de los circuitos neuronales y evaluar daños sufridos debido a un ictus, la esclerosis múltiple y los trastornos del movimiento, entre otras dolencias.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain