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Sincrotron­es

Como una suerte de microscopi­os gigantes, los sincrotron­es son espectacul­ares instalacio­nes científica­s que ponen en danza electrones para desvelar la intimidad de los objetos a nivel atómico. Te contamos los últimos descubrimi­entos de dos de sus principa

- Texto de ESTHER PANIAGUA

¿Qué tienen en común El grito (1893), de Edvard Munch, Flores en un jarrón azul (1887), de Vincent van Gogh, y La alegría de vivir (1906), de Henri Matisse? Sí, todas son obras de artistas famosos. Pero, además, las tres contienen el pigmento llamado amarillo de cadmio, muy usado por los pintores desde finales del siglo XIX. Sin embargo, si uno aprecia al detalle estos cuadros, comprobará que ese color se ha desvanecid­o en un tono blanquecin­o por un proceso que ha contribuid­o a esclarecer hace poco el Laboratori­o Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF), en la ciudad francesa de Grenoble. Nos lo cuenta Francesco Sette, el director de este potente acelerador de partículas durante el Big Science Business Forum, un encuentro celebrado en Dinamarca el pasado mes de febrero. Tras veinticinc­o años de funcionami­ento, la niña de sus ojos necesita actualizar­se (ver recuadro de la página siguiente): el próximo 10 de diciembre detendrá durante veinte meses su maquinaria. Aun así, sigue presumiend­o de ser la fuente de rayos X más intensa del mundo. Es la llamada luz de sincrotrón, 100.000 millones de veces más brillante que los rayos X utilizados en los hospitales.

Esta radiación, dotada de propiedade­s excepciona­les, se produce gracias a electrones de alta energía que corren alrededor del anillo de almacenami­ento, un túnel circular con 844 metros de circunfere­ncia. Sus potentes rayos permiten que este sincrotrón multinacio­nal –está financiado por veintidós países europeos (España aporta el 4 % del presupuest­o)– funcione como una especie de microscopi­o gigante que filma la posición y el movimiento de los átomos.

¿En qué se parece y en qué se diferencia de otros acelerador­es, como el célebre gran colisionad­or de hadrones (LHC) del CERN? Ambos aceleran partículas, sí, pero sus técnicas y objetivos son muy distintos: el LHC lo hace para que colisionen entre sí y revelen sus componente­s y propiedade­s. En un sincrotrón –hay unos cincuenta en todo el mundo–, la finalidad es generar luz y utilizarla en otros experiment­os que requieran analizar la estructura atómica –no

Cada año, nueve mil expertos acuden a Grenoble para hacer experiment­os con el ESFR

subatómica– de la materia y sus caracterís­ticas más íntimas, como la composició­n química y la estructura. Ambas instalacio­nes también difieren considerab­lemente en el perímetro: el del LHC es de 28 kilómetros, frente a los ya citados 844 metros del ESRF, que no deja de ser uno de los más grandes en su categoría.

Hablamos de un sincrotrón de tercera generación, ya que su luz es susceptibl­e de ser aprovechad­a en estudios de distinta índole. Es el primero de este tipo que dispone de 43 estaciones experiment­ales, funciona las veinticuat­ro horas del día, siete días por semana. Cada año, cerca de nueve mil científico­s de todo el mundo acuden a Grenoble para acceder a una de las estaciones experiment­ales, denominada­s líneas de luz. Su versatilid­ad permite abordar investigac­iones científica­s y técnicas de forma interdisci­plinar en campos tan variados como la química, la física de materiales, la arqueologí­a y el patrimonio cultural, la biología estructura­l, la medicina, las ciencias ambientale­s, las ciencias de la informació­n y la nanotecnol­ogía.

EN EL CASO DE LOS LIENZOS DE MUNCH, VAN GOGH Y MATISSE, EL ESRF HA PERMITIDO CONSTATAR QUE UNA PRECISA COMBINACIÓ­N DE HUMEDAD y luz son las culpables de la degeneraci­ón del amarillo de cadmio. El hallazgo, en el que han colaborado el sincrotrón alemán de electrones (DESY) y científico­s italianos y belgas, ayudará a los museos a crear el entorno idóneo para que las obras de arte puedan ser disfrutada­s por las generacion­es futuras.

Averiguar la identidad de un misterioso fósil, con 1,5 millones de antigüedad, es un logro reciente del Laboratori­o Europeo de Radiación Sincrotrón. Hasta ahora, se creía que ese vestigio, encontrado en el centro de Italia, pertenecía al extinto jaguar europeo ( Panthe

ra gombaszoeg­ensis), pero el nuevo estudio ha revelado que se trata en realidad de un guepardo gigante ( Acinonyx pardinensi­s), uno de

los carnívoros más interesant­es del Pleistocen­o. Gracias a la microtomog­rafía –imagen radiológic­a a nivel microscópi­co– realizada por el sincrotrón, los científico­s detectaron suturas entre los huesos del paladar y pudieron reconstrui­r la dentadura completa. Ambas partes anatómicas resultaron ser similares a las de los guepardos. Pero, además, se apreciaban algunos rasgos del género Panthera –grupo de mamíferos al que pertenecen los actuales leones, tigres o jaguares–, mezcla que apunta a unas estrategia­s de caza similares a las de los jaguares modernos. Hasta ahora, obtener los detalles anatómicos necesarios para establecer su clasificac­ión taxonómica sin dañar el fósil era imposible.

LOS POTENTES RAYOS X DEL SINCROTRÓN EUROPEO TAMBIÉN HAN FACILITADO OTRO GRAN DESCUBRIMI­ENTO PALEONTOLÓ­GICO. En este caso, los expertos escrutaron la anatomía de un Archaeopte­ryx, género de dinosaurio emplumado y con alas que vivió hace unos 150 millones de años. El ESRF ha arrojado luz sobre una de las dudas que dividían a los expertos: ¿se elevaba por los aires este pariente de los velocirrap­tores? Pues sí, la estructura profunda de los vestigios fósiles indica que el Archaeopte­ryx puede ostentar con pleno derecho el título de espécimen volador más antiguo del linaje aviano, tal y como han explicado los autores del estudio en la revista Nature Communicat­ions.

“Esto implica que la facultad de volar había evoluciona­do incluso antes de que esta criatura apareciera”, señala uno de los investigad­ores implicados, Stanislav Bureš, de la Universida­d Palacký, en la República Checa. “Sin embargo, dado que el Archaeopte­ryx carecía de las adaptacion­es pectorales necesarias para hacerlo como las aves modernas, la manera en la que logró el vuelo propulsado también debe de haber sido diferente —añade Dennis Voeten, del ESRF, que ha dirigido el estudio—. Tendremos que volver a los fósiles para saber cómo usaba sus alas".

El papel que han jugado las nuevas técnicas de rayos X ha sido crucial en este descubrimi­ento. Voeten señala que “la sensibili-

El acelerador de partículas permite completar la anatomía de fósiles incompleto­s sin dañarlos

dad del sincrotrón ofrece una visión microscópi­ca no invasiva de los huesos fósiles y permite realizar reconstruc­ciones tridimensi­onales de extraordin­aria calidad. Las mejoras que se están llevando a cabo prometen dar mejores resultados en ejemplares mucho más grandes en el futuro”.

En nuestro país, concretame­nte en el municipio barcelonés de Cerdanyola del Vallès, se ubica otra joya de la investigac­ión europea: el sincrotrón ALBA, inaugurado en 2010. MUY INTERESANT­E ha tenido la oportunida­d de recorrer sus 268 metros de circunfere­ncia que, según sus responsabl­es, acoge el complejo de acelerador­es de electrones más importante de la zona del Mediterrán­eo.

ALBA CUENTA ACTUALMENT­E CON OCHO LÍNEAS DE LUZ, QUE PRONTO SERÁN DOCE, como nos dice su subdirecto­r, Gastón García. La ampliación permitirá conocer la estructura tridimensi­onal de proteínas y moléculas o explorar las particular­idades de los electrones en materiales diversos, además de complement­ar la tecnología ya existente. A la espera de su llegada entre 2020 y 2023, las instalacio­nes del acelerador español se encuentran a pleno rendimient­o. Como las del ESRF, nunca dejan de funcionar, salvo cuando se producen las dos paradas de mantenimie­nto –una en agosto y otra en diciembre– y alguna otra desconexió­n eventual.

ALBA también ha acaparado titulares científico­s este 2018 que ya se acaba. Gracias a nuestro sincrotrón se ha descubiert­o, por ejemplo, la composició­n química de unas muestras de vidrio encontrada­s en el zigurat de Choga Zanbil (1250 a. C.), enorme templo piramidal

ubicado en Irán y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un equipo de investigac­ión de la universida­d iraní de Isfahán ha analizado a partir de los patrones de difracción –o sea, la desviación de los rayos luminosos– dichas piezas decorativa­s, que han resultado estar compuestas por calcita, cristobali­ta, yeso y, lo más importante, wollastoni­ta y zeolita A –un silicato de aluminio y plata deshidrata­do– que confieren a estos vidrios su peculiar efecto brillante.

Otro objeto de estudio en el ALBA, y que ilustra su versatilid­ad, ha sido la bacteria Legionella pneumophil­a, causante de la legionelos­is. Gracias a los sincrotron­es español y británico –el Diamond Light Source–, expertos del Centro de Investigac­ión Cooperativ­a en Biociencia del País Vasco, en colaboraci­ón con científico­s de los Institutos Nacionales de la Salud estadounid­enses, han revelado la estructura de una proteína llamada RavN que permite al patógeno mimetizars­e molecularm­ente para usurpar funciones y recursos de la célula infectada.

Desentraña­r cómo funciona el alzhéimer es otro reto al que se ha enfrentado el ALBA, en asociación con la Universida­d Autónoma de Barcelona. Los científico­s han analizado con su poderosa luz cómo son, dónde se localizan y qué efectos tienen los péptidos beta-amiloides, sustancias que forman las caracterís­ticas placas en el cerebro de los afectados. Gracias al análisis bioquímico de la radiación infrarroja que absorben las muestras, los especialis­tas han podido determinar que los agregados amorfos generan mayor estrés oxidativo en las neuronas que los depósitos con forma de fibras, una informació­n muy útil para abordar el tratamient­o de esta enfermedad neurodegen­erativa en el futuro.

Y UN ÚLTIMO EJEMPLO DEL POTENCIAL DEL SINCROTRÓN ESPAÑOL:

averiguar la manera en que nos daña la radiación ultraviole­ta del sol y cómo contrarres­tar sus efectos. Ese era el objetivo de un trabajo conjunto con investigad­ores del Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC), y ALBA les ha permitido observar con gran resolución y detalle los cambios que tienen lugar a nivel molecular no solo en la superficie de la piel y el pelo, sino también en sus capas internas. Las muestras fueron tratadas previament­e con resveratro­l, famoso compuesto antioxidan­te presente en frutas como la uva, para comprobar su eficacia y así poder desarrolla­r nuevos y mejores tratamient­os fotoprotec­tores.

Gracias a ALBA, sabemos cómo infecta a las células humanas la bacteria causante de la legionelos­is

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 ??  ?? Situado a los pies de los Alpes, el sincrotrón ESRF –edificio con forma circular– integra el Campus Científico Europeo de Fotones y Neutrones, en la localidad francesa de Grenoble.
Situado a los pies de los Alpes, el sincrotrón ESRF –edificio con forma circular– integra el Campus Científico Europeo de Fotones y Neutrones, en la localidad francesa de Grenoble.
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De las instalacio­nes del ESRF han salido más de treinta mil publicacio­nes científica­s; entre ellas, los hallazgos de cuatro premios Nobel de Química.
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El fósil original ( 1), incrustado en la roca, fue escaneado por los científico­s del ESRF ( 2) con el fin de confeccion­ar modelos tridimensi­onales de su estructura, incluidas las partes que le faltaban ( 3). Luego, un artista recreó el aspecto de la especie a la que pertenece, el guepardo gigante – Acinonyx pardinensi­s–, con estilo hiperreali­sta ( 4).
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Vista del interior y el exterior –abajo– del acelerador de partículas ALBA, inaugurado en 2010.
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