Muy Interesante

PASO A PASO

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CON UN ROTULADOR, MARCAMOS EN LA PLANCHA DE ALUMINIO LOS PUNTOS

DONDE LA TALADRAREM­OS (01). La distancia entre ambos vendrá marcada por el tamaño de las ruedas del coche teledirigi­do que usemos, que deben quedar casi juntas, a punto de tocarse, pero con espacio suficiente para que pase una cuerda fina entre ellas. Los agujeros nos servirán para sujetar el eje de los motores encargados de mover los neumáticos. Antes de fijar los motores en la plancha de aluminio, los conectamos de tal forma que giren en sentidos opuestos (02). Importante: los propulsore­s deben ponerse de forma que las dos ruedas giren hacia el exterior de la plancha. Apretamos bien fuerte los tornillos que unen las ruedas con el eje que sujeta los motores (03).

Antes de seguir, comprobamo­s que los pequeños neumáticos giran sin fricciones y en la dirección correcta. Sujetamos a la plancha un par de hembrillas (anillas metálicas por las que haremos pasar la cuerda) y un eje para guiar esta. La cuerda ha de ser lo más lisa posible y medir unos dos metros. La enhebramos por las hembrillas y el eje, de forma que pasen entre las ruedas (04). Unimos los extremos de la cuerda con pegamento o, si es sintética, quemando un poco sus extremos de forma que se fusionen.

Ahora necesitamo­s un mango de madera y atornillar­lo a uno de los bordes de la plancha de aluminio (05). Conectamos los bornes de la batería y ponemos el invento a funcionar. El movimiento de las ruedas hace correr a la cuerda. Dependiend­o del ángulo con el que sujetemos nuestro artilugio y de cómo movamos este, conseguire­mos que la cuerda forme figuras curvadas de uno u otro tipo, pero siempre dentro de las leyes del movimiento parabólico

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(FOTO GRANDE DE LA IZQUIERDA).
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