NI ALTERNATIVAS NI COMPLENTARIAS
LA ESTRATEGIA DE ADJETIVAR ASÍ A LAS PSEUDOTERAPIAS NO DEBE LLAMARNOS A ENGAÑO. SOLO EXISTE UNA CLASE DE MEDICINA: LA CIENTÍFICA.
ES UNA CUESTIÓN DE MERCADOTECNIA: al presentarse como alternativas parecían una opción equiparable a la medicina convencional, lo que suponía dejar a sus practicantes en una situación complicada cuando, para tratarse de un enfermedad curable con métodos científicos, alguien elegía una pseudoterapia y moría. Por eso, hace años que sus partidarios prefieren hablar de terapias complementarias: “Sigue la quimio, pero toma homeopatía o pínchate con agujas”, aconsejan.
Se llame como se llame, ninguna de estas técnicas ha demostrado nunca curar nada. Si alguna fuera efectiva, sería simplemente medicina. Sin adjetivos. ¿Existen alternativas a la medicina? Sí: el dolor, el sufrimiento y la muerte. Una vida mucho más corta y dolorosa para nosotros y nues- tros seres queridos. Como la que llevaban nuestros antepasados antes de los antibióticos y las vacunas, con una esperanza de vida media que como mucho llegaba a los cuarenta años y la muerte de uno de cada cuatro niños antes de cumplir un año. La Administración, la Universidad y las organizaciones científicas deberían dejar esto claro a los ciudadanos: nunca hemos vivido más y mejor. Y la medicina alternativa no existe, como no existen la ingeniería alternativa, la química alternativa, la historia alternativa o la física alternativa.