De palabras
CUENTA IGNACIO PEYRó EN COMIMOS Y BEBIMOS
(LIBROS DEL ASTEROIDE) que en los clubes ingleses tienen como costumbre referirse a los camareros y a los porteros por su nombre de pila; no solo resulta educado, sino que da a los socios una cierta familiaridad.
El problema era acordarse de cómo se llamaba cada camarero, de modo que en Pratt’s, uno de los locales londinenses más distinguidos, se decidió que todos fueran allí George. Y cuando entraron las primeras mujeres a trabajar, estas pasaron a llamarse Georgina.