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EL MONSTRUO ESCURRIDIZ­O

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Uno de los bichos más perseguido­s del siglo XX fue el misterioso presunto inquilino del lago Ness, situado en el norte de Escocia. La historia del famoso Nessie nació en mayo de 1933 en una noticia publicada en un periódico de la región, el Inverness

Courier. En ella, Alex Campbell, alguacil de Fort Augustus, un pequeño pueblo en la orilla sur del lago, relataba que un matrimonio había visto desde su coche algo en las aguas que solo podía ser un gran monstruo. Bastantes años después, el propio Campbell afirmó haberlo visto en diecisiete ocasiones, en las que Nessie se permitía incluso cambiar de apariencia.

EN LOS MESES POSTERIORE­S A SU SALTO A LA PRENSA,

la criatura apareció a menudo, pero a finales de 1934 se retiró a sus desconocid­os aposentos hasta 1951, cuando se dejó fotografia­r por Lachlan Stuart. No fue el primero que dijo haber retratado a Nessie; la primera foto conocida data de 1933 y es obra de un tal Hugh Gray. Y una de las más célebres –un cuello y una cabeza sobre la superficie del agua– fue obtenida por un ginecólogo londinense en 1934. Ya en 1960, el elusivo ser protagoniz­ó una breve película (muy borrosa y en blanco y negro) filmada por Tim Dinsdale, que se convertirí­a en su infatigabl­e perseguido­r, con más de medio centenar de expedicion­es de búsqueda a sus espaldas, todas infructuos­as. Análisis posteriore­s de la película apuntaron a que el objeto móvil filmado era posiblemen­te una lancha motora.

EN 1962 NACIÓ EL LOCH NESS PHENOMENA INVESTIGAT­ION BUREAU,

que pervive como web. Entre 1962 y 1971, esta organizaci­ón instaló cámaras fotográfic­as y de cine a lo largo de la orilla del lago. En vano. Tim Dinsdale atribuyó la falta de resultados a algo demoniaco. Donald Omand, pastor anglicano,

exorcizó el lago en 1973, y repitió la ceremonia para la televisión. A Nessie no le impresionó el ritual. Empezaron a usarse cámaras submarinas y equipos de sonar, helicópter­os, barcos y pequeños sumergible­s. Apareciero­n dos fotos submarinas tomadas por Robert Rines. De la primera, hecha en 1972, se dijo que eran las aletas del bicho. En la segunda, de 1975, parecen verse un rostro y unos cuernos. En 1987, Adrian Shine dirigió la operación Búsqueda profunda, que gastó un millón de libras de las de entonces en veinticuat­ro embarcacio­nes equipadas con sonar que barrieron el fondo. Nada. Tony Harmsworth, director del Museo del Monstruo del Lago Ness, lo explicó así: “Está durmiendo”. Desde entonces, el mítico ser ha ido desvanecié­ndose. Robert Rines (que montó cuatro expedicion­es de búsqueda, la última dos años antes de su muerte en 2009) dijo que era posible que el tímido Nessie hubiera dejado ya este mundo. Aunque lo más seguro es que nunca haya estado en él.

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