MÁS ALLÁ DE LA DOBLE HÉLICE: ASÍ SE RETUERCE Y ENREDA EL ADN
“El ácido desoxirribonucleico (ADN) es el ácido nucleico portador de la información genética, y tiene estructura de doble hélice”, puede leerse en los libros de ciencias naturales de secundaria. Pero se trata de una información incompleta. Porque también se organiza en agrupaciones de cuatro hebras, con dos configuraciones posibles: una cuádruple hélice y un nudo retorcido. La primera –G-quadruplex, en la jerga bioquímica– fue descubierta en células vivas por investigadores británicos de la Universidad de Cambridge en 2013. Se forma en regiones ricas en guanina (G), una de las cuatro letras –bases nitrogenadas– con las que está escrito el código de la vida. Y como es muy abundante en las células que se dividen rápidamente –caso de las cancerosas–, los oncólogos no le quitan ojo. La segunda agrupación de ADN, el nudo retorcido, fue identificada a principios de 2018 por biólogos australianos. Bautizado como i-motif, se establece porque las letras C –citosina– de una misma hebra se unen entre sí, a diferencia de lo que ocurre en la doble hélice, donde la C va siempre unida a la G. Los investigadores creen que los nudos retorcidos son estructuras transitorias que aparecen en fases avanzadas del ciclo de la vida de una célula, cuando el ADN es leído más activamente para su copia. Y también en los telómeros –por decir así, las puntas de los cromosomas–, que se acortan a medida que envejecemos.