Los misteriosos homínidos siberianos
“No sabemos mucho sobre los denisovanos –nos comenta Sharon R. Browning, profesora del Departamento de Bioestadística de la Universidad de Washington, en Seattle (EE. UU.)–. Desconocemos cuál era su aspecto, cómo se vestían, lo que comían o cómo era su cultura”. Browning lideró un estudio publicado en la revista Cell que mostró, gracias a los análisis genéticos, que los Homo sapiens y los denisovanos se acostaron juntos en varias ocasiones. “Frecuentaban la cueva de Denisova, en Siberia, pero, de momento, no hay forma de saber qué otras zonas de Asia estaban a su alcance. Se cruzaron al menos un par de veces con los humanos modernos, sobre todo con los antepasados de los melanesios y los aborígenes, así como con los antecesores de las poblaciones del este asiático”. Algunos estudios relacionan la adaptación de los tibetanos a las altitudes elevadas con la herencia genética que les legaron nuestros parientes extintos.
Browning cree que los humanos actuales somos el resultado de una serie de encuentros a diferentes niveles que se dieron entre distintos grupos que se desplazaron y se entrecruzaron. “Somos una mezcla de Homo sapiens, neandertales y denisovanos, y probablemente de otros humanos arcaicos que aún no hemos descubierto”, señala la investigadora.